28

80 14 3
                                    

—SeokJin, levántate.

Se escuchó una voz mezclada con el fuerte y salpicón ruido del viento creado por las hélices, luego siguió la extracción de la rodilla que una vez había estado reprimida contra mi espalda, junto con una mano que me levantó a la arrastra del suelo.

Ni siquiera tuve que pensar para saber que la persona que me había estado reprimiendo era Namjoon, ¡ese repugnante perro faldero nazi! En un instante, una enorme fuerza erupcionó en mi interior, permitiéndome saltar hacia atrás y golpear ferozmente a Namjoon, quien en estos momentos estaba detrás de mi cuerpo.

Todo mi cuerpo ahora posaba en una postura de boxeo, abalanzándome directamente hacia él. Sin embargo, pareció haber anticipado lo que estaba a punto de hacer, y rápidamente dio un paso al costado para evadir mi fuerte ataque. Al final, mi puño apenas pudo rozar la punta de su nariz antes de que mi brazo fuera agarrado hábilmente, jalando de toda mi persona para inclinarla hacia adelante.

Para refrenarme, Namjoon pronto siguió con una técnica básica de agarre. Al mismo tiempo, sentí un dolor contundente en mi nunca, y antes de que siquiera pudiera comprender completamente todo lo que acababa de suceder, ya había caído al suelo con mis ojos viendo manchas oscuras.

Sacudí la cabeza e intenté levantarme, pero mi cabeza ya se había aturdido y sentía que todo mi cuerpo daba vueltas. Después, en un abrir y cerrar de ojos, escuché varios ruidos fuertes de rasgadura, y antes de darme cuenta, mis dos manos y piernas fueron atadas con una resistente cinta adhesiva. Una chaqueta ancha fue arrojada sobre mi cuerpo, haciendo que mi línea de visión se llenara de oscuridad.

A fin de evitar desmayarme y que se aprovecharan de mí, tuve que morderme la lengua. Sin embargo, quedé estupefacto ante el inesperado y severo dolor.

Una bendición de Dios que no terminará partiéndome mi propia lengua, porque, después de morder, ¡me di cuenta de que mis dientes caninos se habían vuelto extremadamente filosos! Realmente pude sentir la sangre fluyendo de mis labios, haciendo que mi lengua se sintiera entumecida, como si se hubiera ido.

¡Gracias a Dios, porque si tuviera que rezarle a Jungkook, ya estaría mudo!

Maldición, eso hubiera sido muy desafortunado...

Mientras mi mente se despabilaba del mareo causado por el dolor, luché internamente y maldije en silencio. En el momento siguiente, sentí que mi cuerpo se volvía ligero. Fui levantado por un único brazo recio y cargado por un par de pasos, luego colocado rápidamente en una camilla. Me ataron fuertemente con los cinturones de esta, y sentí que mi entorno giraba velozmente hacia arriba con un familiar viento desorientador.

Mi corazón se sentía como si estuviera suspendido en el aire, latía salvajemente y mis manos y pies sudaban profusamente, como si fuera la primera vez de un acrofóbico en un helicóptero. Pero, en este momento, no se me consideraba un pasajero, sino simplemente como ganado o mercancía transportada. Era una sensación bastante incómoda, como si se estuviera atrapado dentro de una cueva llena de una oscuridad desconocida. No podía controlar mi propio destino latente y paradero.

No sabía dónde estaban Jungkook y mis amigos ahora mismo y, además, no estaba seguro de si realmente tenía algún valor para estos nazis. Si lo tuviera,

¿tendré la oportunidad de liberarme mientras esté bajo el estricto control de sus fuerzas militares?

Que Dios me bendiga. Realmente quería orarle a Dios, pero no creía en el cristianismo. Además, sabía perfectamente que al grandulón no le importaría un ateo como yo. Tenía que reconocer mi propia realidad: en estos momentos, estaba en una antigua isla que estaba a miles de kilómetros de Rusia, en una situación verdadera, nefasta y aislada sin ayuda, todo mientras era rehén de un grupo remanente de nazis que intentaban ocupar dicho lugar.

A love since timeWhere stories live. Discover now