𝕽𝖊𝖕𝖚𝖙𝖆𝖙𝖎𝖔𝖓 (Pedro Pascal) [TERMINADA]

25. LA INDICADA

Últimamente había vagado por mi mente, una semana para ser exactos, cada recuerdo, cada sueño me ligaba a ella.

Recordar sus labios, su calor, su cabello y la forma tan agradable que alguna vez llegué a sentir. Pensé que aquello había sido cuestión de un mal recuerdo, o de solo una vez, pero aparecía en mi memoria tantas veces que pronto, comencé a desear dormir para así, seguir manteniendo su recuerdo
No puedo negar la forma tan cruel en la que se instala en mi memoria, como poco a poco va a acaparando cada rincón, de mi cuerpo hasta instalarse en mi pecho, haciéndolo arder en más del mil maneras.
Preguntándome si en verdad la extraño o tal vez solo es mi mente deseando sentirme amado, de nuevo.

Recuerdo sus manos, sus caricias, todo producto que originaria felicidad en mí, preguntándome cuándo aquello se acabó, cuándo se acabó sin darme cuenta.
Miro cada fotografía suya, anhelando volver a mirarla, sin embargo, algo parece imposibilitarme actuar. ¿Sería correcto?.
No puedo negar que pensar en ella produce un extraño sentimiento, algo que aún no logro descifrar pero, ¿si ella es quién se alejó, por qué sigo sufriendo como si yo hubiera tomado la decisión?.

— ¿Estás listo, Pedro? — me llama la asistente. Tengo que tragar todo sentimiento, aclarando la garganta antes de hablar.

— Solo dame un par de minutos — expreso en modo de súplica, esta mira su reloj antes de posar sus ojos en mí y en una mirada de complicidad, asiente ante de señalar con los dedos tres minutos más.

Desearía poder empapar mi cara con el agua fría, tratar de alejar todo pensamiento que me recuerde a ella, pero Coco ha hecho un excelente trabajo, no podría arruinarlo, si no, ella me mataría.

Me miro por última vez en el espejo, antes de acomodar sutilmente la corbata que adorna mi cuello, acomodo, con delicadeza, el traje para evitar arrugas e intento sonreí fingiendo estar ante las cámaras pero todo rastro de falsa sonrisa se desvanece, preguntándome cuánto podría aguantar en aquel evento.

Tan pronto salgo de nuestro antiguo hogar, siento como una parte de mí se ha quedado en casa, aquella que compartí junto a la que creí el amor de mi vida.
Doy un último vistazo, sabiendo que no era sano para mi mismo, en especial, al sentir, de nuevo, aquel extraño sentimiento y sin más, nos dirigimos al evento.

— Recuerda sonreír mucho, Pedro — expresó mi asistente, antes de salir de auto y sentir los reflectores en mi rostro.

La multitud gritaba mi nombre mientras yo fingía felicidad, deseando que sea aquella mujer que me partió el corazón quien me llamara.

Y, tan pronto comencé a caminar por la alfombra, sabía que iniciaría mi tormento.

" ¿Pedro qué ha sucedido con tu última relación?, ¿te encuentras bien?, ¿hay alguien próxima en tu lista?, ¿cómo te sientes?, ¿quedaron en buenos términos?, la has visto, de nuevo?".

Sin embargo, yo no contestaba, simplemente sonreía a la cámara, dando lo mejor de mí.

Hasta que, mi instinto me hizo mirar, algo en mi interior me guiaba a mirar cada rincón del lugar, solo para verla al final de la alfombra.
Lucía un precioso y elegante vestido rojo, acentuaba su figura, volviéndome completamente loco por no ser quien estuviera a su lado.

Lucía tan preciosa, igual que la última vez que me rompió el corazón.

Tal vez fue mi mirada invasiva, o solo tenía cara de idiota al mirarla, que esta posó sus ojos en mí. No pude evitar regalarle una sonrisa melancólica, y esta me devolvió aquella sonrisa antes de desviar la mirada.

Sabía que aquella noche sería la peor de todas.

●

El evento estaba en su máximo momento de apogeo, todos se encontraban sentados en sus respectivos lugares, ella a un par de mesas de la mía pero quedando justo frente a mi, y, aunque yo lo evitara, no podía dejar de mirarla.

En una de tantas, por fin logré que esta me mirara, de nuevo, sonrió hacia mí, como aquellas veces en nuestro sofá.
Pude sentir mi corazón golpear con intensidad mientras tomaba torpemente de mi trago, en especial cuando esta aún mantenía su mirada en mí.

Y, con un movimiento de ojos, sabía que, aún era suyo.
Nos encontrábamos escabullendo entre los pasillos de aquel salón, hasta adentrarnos al sanitario más cercano.

— ¿Qué van a pensar? — preguntó con ligera preocupación. Sin embargo, me encogí de hombros, aquello era mi menor problema — Pedro... — pronunció, logrando derribar cada una de mis defensas.

— (T/n)... — acaricié su rostro — te extraño, cada día, cada noche y...

Antes de que pudiera continuar con aquella confesión, sus labios acapararon los míos con una intensidad completamente desenfrenada.
Sus manos se guiaron a lo largo de mi traje, provocando escalofríos ante el anhelo de su piel contra mi cuerpo, por lo que antes de que pudiera actuar.
Esta se encontraba desabrochando mi pantalón, lográndo que gimiera su nombre ante sus caricias.

Ambos nos fundimos ante el deseo y la excitación, mientras una pequeña sonrisa aparecía en mi rostro ante el actuar de su cuerpo, tal vez era la forma en la que gemía mi nombre pero no podía negar que aquello me encantaba y deseaba que fuera para siempre.
Aferrándose a mi cuerpo mientras la embestía. Era consciente de que mi cuerpo siempre le pertenecería a (T/n), incluso si ella no me lo pedía. Yo era suyo.
Esta me tomó de los hombros mientras su mano libre acariciaba mi rostro ante la señal de su liberación. Mirarla contraerse ante el placer, hacía que mi corazón palpitara con fuerza y tan pronto la escuché gemir en mi oído, supe que había terminado.

Me quedé un par de minutos aún dentro, tratando de retrasar lo inevitable, sin embargo, ella fue quien decidió terminar con el momento.
Mirarla acomodar su vestido mientras revisaba su maquillaje me hizo sentir extrañado. ¿Qué podría pasar después de ello?.

— Yo... — expresé con titubeo. Sin embargo, esta solo besó mis labios antes de acomodar su cabello e irse, sin siquiera decir adiós.

Llevándose consigo, una parte de mí, que creí haber recuperado.

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Le tocó al Pedro, e.