Capitulo 48

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Ivan mantenía la mirada en los ojos de kiara esperando una respuesta

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Ivan mantenía la mirada en los ojos de kiara esperando una respuesta. La morocha solo frunció los labios, no sabía que decir.

S:¿Porque no me dijiste?
Tn:Estábamos peleados cuando me dieron el contrato
S:¿Pensabas decírmelo?

El silencio inundó la habitación, el ceño de ivan se frunció y soltó un bufido.

S:No me lo ibas a decir
Tn:Te lo iba a decir pero no encontraba el momento

Ivan solo negó con su cabeza

S:Claro, después de la velada te ibas a desaparecer de la nada
Tn:Yo te iba a decir
S:Me lo ibas a decir pero un día antes que te vayas, ¿no?

Ella cansada negó con su cabeza. Ivan quien estaba parado abrió la puerta de la pieza de kiara pronto para irse.

Tn:¿A donde vas?
S:A mi casa
Tn:Ivan no te enojes
S:Como queres que no me enoje si ni siquiera me ibas a decir
Tn:Ivan

La mirada del pelinegro estaba perdida, quizás en un intento de que no se reflejen sus lágrimas derramadas. Sin embargo la morocha se dio cuenta enseguida, en el momento en que Ivan iba a cruzar la puerta para irse, ella lo tomó del brazo y lo atrajo hacia ella para abrazarlo.

El de inmediato envolvió sus brazos en la cintura de la morocha escondiendo su cabeza en el cuello de la menor.

S:No quiero que te vayas

No era el primer "No quiero te vayas" de ivan que había escuchado la menor. Estaba acostumbrada de cuando se quedaba a dormir en la casa del alto y cuando ella se tenia que ir el la abrazaba y le decía "no quiero que te vaya"

Como era que una frase que la morocha tenía tan normalizada en ivan le había dolido tanto que sus ojos se cristalizaron al punto de que sus lágrimas empezaron a caer por sus mejillas.

(...)

La morocha acariciaba la mejilla del pelinegro quien estaba dormido arriba de su pecho. Suspiro y cerró unos segundos sus ojos, su decisión no iba a cambiar.

Con cuidado saco a ivan de arriba de su pecho, se paro y lo quedó mirando. El alto estaba durmiendo plácidamente, sus lágrimas secas eran presentes en sus cachetes. Kiara se puso sus zapatillas y un buzo, con cuidado tapo al chino con una manta y en silencio se fue de ahí.

Se fue de su casa, ella empezó a caminar al gimnasio, no tan segura de si iba a haber alguien.

Al entrar en silencio, vio que la única persona que estaba ahí era Lorenzo. Él estaba pegándole a una bolsa de boxeo con rabia.

Lorenzo, con su torso musculoso al descubierto, llevaba unos pantalones cortos negros y estaba empapado en sudor, lo que hacía brillar su piel bajo la luz del gimnasio. Su expresión era de intensa concentración, y cada golpe resonaba en el espacio vacío. Los músculos de sus brazos y espalda se marcaban con cada movimiento, y su respiración era profunda y pesada. Su cabello claro estaba húmedo y desordenado, pegándose a su frente.

¿𝗦𝗼𝗹𝗼 𝗺𝗲𝗷𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀? (sᴘʀᴇᴇɴ X ᴠᴏs)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora