UNICO

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Regulus llora en silencio al ver cómo su hermano está siendo encerrado en un centro médico, o hospital para enfermos mentales como llaman los adultos. Nunca entenderá que sucedió con él, todo estaba bien...su hermano y Remus eran felices, todos lo eran, es lo que quería creer.


James intenta calmarlo, intenta demostrarle que no está solo, lo tiene aún a él. Es la única persona que le queda, superaran la perdida de Remus y el encierro de Sirius juntos, ninguno de los dos tiene familia, los padres ambos murieron hace años.


Los días después del encierro de Sirius, Regulus empezó a encerrarse en su recamara, evitaba el contacto con las personas. James veía a su pequeño hermano mirar a la nada, intentaba mostrarle que no era su culpa, ni la muerte de Remus, Orión, Walburga o el encierro de Sirius no eran culpa suya e incluso la desaparición de Barty, su amigo, nada era culpa de él, como él sería el culpable si apenas tiene quince, es un niño, todo simplemente había sido casualidad del destino.


Pesadillas, es todo lo que podía pensar, sueños que provocaban miedo y terror, veía los cuerpo sin vida de sus familiares, lo estaban consumiendo así mismo. James es el único que estaba con él, en lugar de dejarlo en su miseria, lo cuido cada vez más, lo hacía sentir tan frágil, tan débil, tan protegido, se encargaba de darle sus pastillas, aquellos medicamentos que lo ayudaban a superar su dolor, no lo hacían sentir la peor persona del mundo, los tomaba desde la muerte de sus padres y el suicidio de su tío, su psicólogo y médico le habían recetado, ahora más que nunca los necesitaba, son simplemente relajantes.


Una habitación tan grande que provocaba miedo, una casa llena de desconocidos, a ninguna de la servidumbre conocía bien. No podía más, Regulus prefería la soledad, por bienestar de él, James despidió a la servidumbre, uno a uno se iban, a excepción de Kreacher, solo eran ellos dos desde ahora, él criado de la casa no contaba, es una persona muy callada...Una casa enorme para solo dos personas, su habitación había dejado de ser suya, desde ahora dormía en la de James, junto a él, ambos comprendían el dolor del otro, los brazos de su hermano adoptivo lo hacen sentir bien, lo calman de sus pesadillas. 


Así pasaron tres años, tres años desde lo sucedido, tan largos y cortos al mismo tiempo, nunca más volvió a pisar la habitaciones de su cuñado, hermano y suya, la habitación de James era ahora de él, de ambos, solo de ellos. Los brazos de James lo calman cada noche, son tan reconfortantes, nunca lo sueltan, lo protegen tan perfectamente bien, lo hacen sentir único.


Una de las tantas noches que dormían juntos, Regulus tuvo que despertar de su sueño, su hermano lo a pegaba a su cuerpo cada vez más, sentía la cabeza de James en su cuello, podía jurar sentir el miembro de su hermano adoptivo ser restregado en su trasero, todo esto provoco que leves gemido se escaparan de sus labios, pequeñas corrientes sentían pasear por todo su cuerpo. Aun así, ignoro todo esto, James debía tener un pesadilla, en vez de deshacerse del abrazo dejaba que lo apegara a él como quisiera.


A la mañana siguiente, Regulus se sentía avergonzado, esperaba que James no se hubiera dado cuenta de lo que paso. Sentía que James lo miraba sin entender lo que pasaba, como no lo haría si esquivaba su mirada, cada vez que lo deseaba abrazar huía de sus brazos, un montón de pretextos sacaba para que no se acercara demasiado a él.


Desafortunadamente, la visita de la pareja de James solo trajo un disgusto en él. Nunca se llevarían bien ella, Evans es tan insegura de lo que tenía con su hermano, aseguraba a los cuatro vientos que lo que ellos tenían no era de hermanos o amigos, siendo algo imposible James siempre será su hermano.

NIÑO DE RIZOS [JEGULUS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora