Felix quiere quedar embarazado, por cualquier medio necesario.
Una noche de gloria en un club local de BDSM proporciona al tímido omega una oportunidad única en la vida: un creador de bebés sin ataduras. Si tan solo su vecino alfa ve el volante que...
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Fue muy difícil encontrar al bombón de mi vecino con toda esa gente en el club esta noche. Lo dejé salir primero, pero siempre teniéndolo en mi línea de visión mientras el lideraba el paso calle abajo hacia el Club Sin. Me sentí un poco como un acosador y pienso que lo soy, pero me da igual. Si ese omega quiere un bebé, entonces yo voy a ser el que se lo va a dar.
Felix entró en por la puerta dos personas delante de mí y me estoy volviendo loco de miedo, puedo perderlo y alguien más puede adelantarse y tomarlo. Tenía el dinero en la mano antes de que el guardia preguntara. Asintió y me dirigió hacia la habitación de la pared. Cuando entré, lo busqué como loco. Por suerte, reconocí su brillante camiseta con lentejuelas tan pronto el entró en el segundo hueco por la derecha. Yo entré el primero inmediatamente tras él, mis ojos tomándose un momento para ajustarse a la penumbra.
Es temprano por la noche, así que no hay nadie más aquí. La suerte está de mi lado esta noche. Estas habitaciones deben estar aisladas porque casi no puedo escuchar la música de la pista de baile. Nunca he estado en un sitio como este antes. Me gusta el punto exhibicionista del todo esto, pero desearía estar en un sitio un poco más romántico. Pero esto es lo que mi omega a presentado, así que estoy de acuerdo.
Antes de que pueda desabrocharme el cinturón, un culo respingón aparece en el primer agujero. Estoy seguro de que es Felix, pero por un momento estoy indeciso. No quiero terminar jodiendo al omega equivocado. De repente, me doy cuenta de que no hay modo de saber si este es, de hecho, Felix. No es como que haya visto su culo antes.
Un dulce aroma golpea mi nariz: miel. Sonriendo, me relajo y alcanzo esas mejillas respingonas y masajeo sobre los muslos. Ese es el olor de Felix. Lo he notado desde esta mañana cuando estaba en la lavandería. Se le pone la piel de gallina y el lubricante gotea de su culo. Mierda, se ha preparado con tiempo. Me empuja su culo y lo tomo con un agarre firme en sus mejillas.
Felix puede haber iniciado esto pero yo estoy a cargo. Gentilmente, empujo un dedo en el culo de mi omega por primera vez. Mierda, está tan apretado y caliente. Él se retuerce y gime mientras murmuro mi apreciación por su culo y como me lo está presentando.
—Jódeme. —Lo escucho decir desde el otro lado.
—A su debido tiempo, omega —le contesto lo suficientemente fuerte para que me oiga.
Se retuerce nuevamente y palmeo su culo con mi mano antes de pensarlo.
Un pequeño jadeo, entonces él empuja más su culo contra mí.
—Otra vez —pide, así que palmeo la otra y me maravillo del inmediato color rosado que se esparce por su piel donde mi mano ha golpeado.
Retuerzo mi dedo en su interior, en busca de su próstata y él se queja y se retuerce cuando la encuentro.
—Ahí —lo escucho tartamudear, lo que me hace sonreír. Saco mi dedo, y añado un segundo. Joder, debe haber usado media botella de lubricante para estar tan húmedo. Mis dedos se deslizan tan fácilmente y él se aprieta sobre ellos, gimiendo. Puedo decir que se está poniendo más y más trabajoso con cada golpe de mis dedos en él. Mi deseo por él está llegando a su límite.
