I: Eres molesta.

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Narrador Omnisciente

Era un viernes en la noche, Sam se encontraba caminando por las calles de Seattle sin saber qué hacer; acababa de terminar un turno de 48 horas en el hospital y necesitaba un respiro.

De repente, se dio cuenta que por caminar sin rumbo alguno estaba prácticamente perdida, parpadeó un par de veces tratando de ubicarse y una brillante luz que se prendió de repente la sacó de sus pensamientos.

-¿Qué mier...? -entrecerró los ojos volteando hacia la luz-

Y se encontró con cierto bar al que siempre solía ir cuando acababa de entrar a la universidad; normalmente los médicos internos pasaban sus noches allí. Así que convenciéndose a sí misma decidió entrar con la intención de tomar unos tragos y volver a su departamento.

Bien, la decisión estaba tomada, entraría allí sin pretextos. Ahora su debate mental era si debía cambiarse la ropa o entrar con su uniforme de doctora, luego de pensárselo otros segundos más decidió cambiarse.

Entró a dicho bar y se metió al baño, quitó su ropa de hospital y la remplazó por algo sencillo; un pantalón negro de tela y un chaleco de igual color y material. Finalmente, salió de allí con su maletín en mano y caminó hacia la barra.

Fue ingenua si creyó que no la reconocerían, inmediatamente el joven dueño del lugar se le acercó.

-¡Sam... Samuela, Samantha, Sami, Samonchela! -gritó el chico alegre- Mucho tiempo sin verte, ¿Cómo has estado?

-Hola, Edward. -Sonrió la pelinegra- He estado bien, ya sabes... cansada, corriendo por aquí y por allá.

-Me imagino, por eso nunca fui doctor. Es irónico ya que ahora solo le vendo alcohol a ellos. -Dijo el castaño con esa sonrisa característica de él- ¿Qué te trae por aquí?

-Meh... solo quiero unos tragos y ya. Hice un turno de 48 horas y estoy muerta, ¡Muerta de sed! -exclamó-

-Entiendo. ¿Qué te ofrezco? Ya no creo que seas esa niña que solía pedirme Ron de sabores a escondidas. -limpió una lágrima invisible-

-Sam soltó una risa sarcástica- No, esas bebidas de infantes qué. Quiero un ron doble en las rocas. -sonrió-

-Sam... ya sabes que no somos ESE tipo de bar y...

-Sam rodó los ojos- ¿Porfa?

-Bien. -el chico se giró para preparar la bebida solicitada-

Sam no hacía más que mirar a su alrededor sin saber qué hacer, estaba tan aburrida y su celular estaba apunto de morir sin batería.

Así que decidió aprovecharla viendo Instagram, no solía ser ese tipo de persona fan de las redes sociales, pero si debía confesar que eran una buena forma de matar el aburrimiento.

Y mientras estaba allí, sintió que alguien se acercó, pero realmente no le importaba.

-Hola, Ed. -saludó una dulce voz-

-Hola, niña. ¿Lo de siempre?

-Sip, un ron de BlueBerry preparado con 7up... porfis. -respondió la chica-

Sam no podía creer lo que escuchaba, ¿de verdad todos habían atravesado esa etapa donde no hacían más que tomar SourBlast? Definitivamente eso tenía que cambiar alguna vez.

Así que elevó la vista de mala gana al escuchar dicho trago; solía ser el que ella siempre pedía.

Y cuando lo hizo, no pudo evitar borrar su ceño fruncido para convertirlo en un gesto de sorpresa.

Dr. Sam's chosen one (MonSam) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora