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Narrador omnisciente

Los días en Italia habían pasado muy rápido, mucho más de lo que Ian hubiera pensando.

A los dos días de aquel incidente que sin duda dejo un sabor amargo en la boca de la familia, en especial de los padres, podría decirse que las cosas por fin estaban tomando su rumbo.

Elio seguía enfermo de su manito, aunque con varias mejoras, Ian y Bastián han reforzado sus barreras de protección con él, comenzando con el hecho de no perderlo de vista.

Elio se encontraba muy irritado, la medicina que le daban para el dolor, detrás de ser fea lo dejaba somnoliento, el problema radicaba en que tener una venda y pasar con unas manoplas de bebé no eran cosas con las que podrías tomar una buena siesta.

Así que era una constante lucha con la que el matrimonio estaba lidiando.

Detrás de eso Bastián había convocado una reunión con Marcus, para por fin colocar en mesa ese tema urgente que le estaba taladrando la cabeza ahora.

-¿Estás seguro de esto, Kingston?-Marcus contempló los papeles que el alfa de Akela le tendía.

Sentados en la oficina del rey de Sage, ambos alfas discutian del serio acontecimiento, esperando a que no se saliera de control.

-Últimamente he recibido muchas quejas acerca de intentos de cazadores a infiltrarse en manadas-Bastián espetó, seguro de sus palabras como siempre- esto no puede seguir así, para algo se crearon las barreras, Marcus, por el descuido de ellas fue que ese cazador logró entrar en Sage, ellos nunca andan solos, lo que me da a entender que hay mas escorias de esas rondando por doquier esperando a que nos descuidemos.

Bastián se levantó de su asiento, suspiro pesadamente mientras pasaba sus dedos entre las hembras de su cabello.

Marcus no despegó su mirada de él, reclinado en su asiento, tomo un lapicero de su camisa y firmó los Papeles.

-Hare toque de queda en Sage, Bastián-El alfa le entrego los documentos listos- cerraré las barreras hasta nuevo aviso.

Bastián asintió satisfecho.

-Mandaré brujos a reforzar las barreras, al menos en las manadas europeas-le informó, cruzando sus piernas.

Marcus se levantó de su asiento, parándose frente a él le estrecho la mano.

-Gracias por avisarme, Kingston-le agradeció- ya tengo a varios de mis trabajadores en busca de pistas de ese cazador que atentó contra tu hijo.

Bastián le mostró una leve sonrisa, agradecido con las represalias que había tomado.

Su Elio ahora se encontraba mucho mejor, pero aquel susto que le habia dado no creía que lo superaría en lo que le quedaba de existencia.

-Me aseguraré de que su cabeza sea enviada a Akela-le prometió solemne, aunque con un toque de gracia en su voz-estoy seguro que será un buen regalo para ti y tu omega.

Bastián rio guardando los papeles en su maletín, Mirando de reojo a su mejor amigo.

Ese tal James no sabía con quién se había metido.

Cachorrito Perdido - ABDLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora