Capitulo 9: Princesa Estela

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En la mañana, el carruaje que llevaria a Ciro y a Estela hacia el puerto, ya estaba preparado. Frente a la puerta, los dos invitados inesperados ya estaban despidiendose de los anfitriones sin perder la chispa amorosa de una pareja joven. Rosalin y Bastian parecieron bastantes contentos con Estela, cosa que todos podian notar, esa era una reaccion esperable. 

— Muchas gracias por acogernos en su hogar, realmente es maravilloso. — Estela se despidio de ambos con esa dulce sonrisa que siempre acompañaba su rostro. — Ahora entiendo porque Dainsleif es el niño de oro del imperio. 

Los ojos relucientes de Estela trataron de encontrarse con los de Dainsleif, sin embargo este no la estaba mirando, es mas, siquiera pareciera realmente interesado en estar alli. Aparto la mirada del joven y sin borrar su expresión, se giro para subir al carruaje con ayuda de Ciro. Bajo los rayos del sol ellos se alejaron del marquesado. 

Por la ventana del carruaje se veian los verdosos paisajes y al cruzar el bosque, logro ver gran parte del territorio con parte del mar decorando el fondo. Esos eran los paisajes que leia en los cuentos de princesas. 

— ¿Cómo estás? — La voz de Ciro sonaba ligeramente preocupada, Estela dejo de mirar la ventana y volteo a mirarlo.

Ciro era atractivo, era fuerte y bastante popular en la alta sociedad. Ciro haría cualquier cosa por ella sin chistar, incluso si tenía que matar a alguien por su bienestar, él era el perfecto modelo a príncipe ideal, tal vez era la mejor opción aún y cuando carecía de cosas importantes.

— Bien, solo estoy un poco cansada por el cambio de clima. — Sonrió solo como ella sabía hacer, y Ciro pareció estar feliz con eso.

¿No era gracioso?

El hombre que dejó a su prometida por su hermana ilegítima, se veía genuinamente enamorado.

Estela crecio siendo una hermosa niña, una delicada y hermosa flor en medio de una tormenta. Todos la querian, todos la alavaban  y todos sabian que ella era un valioso retoño, y ella tambien lo sabia. Piel blanca, cabello plateado, ojos lila brillantes y una personalidad encantadora.

Su madre lloro de felicidad al nacer y el palacio de las concubinas se llenó de felicidad por días enteros. Estela no recordaba que tan bueno había sido su nacimiento, cuando tuvo razón de si misma, ella ya era proclamada como la flor mas hermosa del imperio.

¿Cuál era el resultado de un niño expuesto? Aunque las personas tenían la concepción de que la inocencia estaba hasta los trece años, Estela sabía desde mucho antes que entre ella y los demás, no había punto de comparación. Lo tenía todo, una hermosa apariencia, un don en las artes y hermanos que la amaban con devoción, era una princesa aunque no fuese la hija de la emperatriz, sin embargo solo había algo que ella no tenía, el amor del emperador.

Fue en una ocasión, caminando por los jardines, que vio al emperador de cerca. Mijaíl era la viva imagen del poder, un rey capaz de sostener al imperio en sus manos y ofrecerle a sus cercanos lo mejor. Pensó ingenuamente que si se acercaba y actuaba como siempre, el emperador empezaría a amarla y entonces sería una princesa completamente.

Cómo cualquier niña empezó a divagar entre su imaginación, se veía a ella como una emperatriz, a su padre amándola y queriendola más que a nada ni nadie en el mundo.

— ¡Padre! Es bueno verte. — El emperador volteo a mirarla y en sus ojos no había nada. No respondió tan solo la miro hasta que el ambiente se hizo incómodo y Estela empezó a sentirse acorralada.

¿Por qué no le sonreía de vuelta?

— ¿Quien dejó salir a esta niña? — Mijaíl pregunto a una de sus sirvientas, ¿Siquiera iba a decirle algo más? Estela poco a poco flaqueo en su sonrisa, era una niña más no era tonta y sabía tal vez desde que nació, que el Rey no la amaría.

Robando a la Villana.  [Dain & t/n]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora