[ 04 : Galletas ]

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Dos de los chicos estaban en el campo, empujando a los jugadores de aquel deporte tan raro que les había recomendado el Hada Madrina

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Dos de los chicos estaban en el campo, empujando a los jugadores de aquel deporte tan raro que les había recomendado el Hada Madrina.

El chico de cabello largo corría mientras que empujaba a todos los que se le atravesaban para quitarles la pelota. Le dió un pase al castaño, quien apesar de no saber ni donde estaba parado seguía los movimientos de su amigo. En cuanto llegó a aquella zona que nombraban "zona de riesgo" le devolvió el pase a Jay, mientras que trataba de esquivar las pelotas que salían de aquella máquina.

No lo notó al instante, y cuando lo hizo se dió cuenta de que Carlos había Estado gritándole a Jay para que se detuviera por el temor de ser empujado por su amigo, suspiró con alivio al ver que el chico había actuado rápido para agacharse y que Jay por fin metiera la pelota, anotando.

—¡Tú, no... Ustedes, vengan aquí!—El entrenador llamó a Jay y Chris, quienes se acercaron a regañadientes.—¿Cómo demonios le llaman a eso?

—¿Intento de homicidio?—Parecía más una pregunta que una respuesta. El entrenador soltó una risas.

—¡Que buena broma, hijo!—Dejó de reír unos segundos, sin borrar esa sonrisa de su cara.—Yo lo llamó talento puro. Vengan a verme más tarde, les mostraré algo que seguro nunca han visto, lo llamamos reglamento.—Les sonrió amablemente.—Bienvenidos al equipo, chicos.

El hombre les dió una palmadita en el hombro a cada uno, antes de voltear a ver al amigo de estos.

—¿No has pensado en entrar a la banda?—

Esto hizo que Jay soltara unas risas, mientras que Chris trataba de aguantar las suyas propias.

—Yo trabajaré con él, entrenador.—En ese instante ambos voltearon, al ver que el perteneciente de la voz era Ben.

Se miraron entre ellos, antes de mirarse algo preocupados, sabían que Carlos no era muy bueno bueno guardando secretos.

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Suspiró, mientras que caminaba por los pasillos, abrió aquel casillero que se le fue asignado, donde ya había guardado algunas cuantas cosas.

Sacó sus apuntes, pero al ver cómo el trío de los primos de Arendelle caminaban a su lado, dejó caer sus hojas, mientras que fingía molestia, luego suspiró y empezó a recogerlas.

—Hey, dejame ayudarte...—"Perfecto", pensó, mientras que veía como un chico castaño se agachaba a su lado.

Tuvo que morderse la lengua para evitar vomitar ante las palabras que diría a continuación.

—Gracias.—rápidamente recogió sus apuntes, mientras que veía al chico.

Algo de él llamó su atención, parecía ser menor que él, talvez por un año o dos.

𝗣𝗲𝗿𝗳𝗲𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻 𝗮𝗻𝗱 𝗧𝗲𝗺𝗽𝗲𝘀𝘁 - 𝗛𝗮𝗿𝗿𝘆 𝗛𝗼𝗼𝗸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora