Capítulo 16 Matteo

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Veo por la ventana a la  rubia acostada en una reposera tomando sol hoy es el último día y el decisivo ahora es cuando ella me acepte o me deje, subo a la habitación saco de la mochila un caminos blanco de seda transparente  lo dejo en la cama, bajo dónde esta ella me le acerco a su oído.

- Quiero que subas al dormitorio te des un baño y te pongas lo que te deje en la cama, cuando estés lista espérame sentada.- ella me mira con una sonrisa.

A- como ordene capitán.- dice dándome un saludo militar.

Pongo los ojos en blanco por qué está mujer me tiene desquiciado, estoy perdiendo la cordura lentamente se me está metiendo bajo mi piel quiero hacer esto antes que no tenga vuelta atrás y no pueda alejarme de ella en este momento es justo para saber si ella es la correcta o va a salir corriendo como lo hicieron otras.

Espero un rato subo las escaleras entro a la habitación ahí está ella sentada en la cama esperándome con una sonrisa, me acerco a ella le tomo la mano levantandola y sentandola en una silla dándome la espalda, voy a mi mochila sacando una benda blanca ella abreblos ojos.

- te voy a vender los ojos y atar las manos confías en mí?.- ella duda unos segundos.

A- si confío en ti Matteo.- dice segura.

Le vendo los ojos y ato sus manos sin llegar a lastimarla.

M- Se que esto es raro lindura Pero quiero que conozcas mi otra faceta,  este soy yo lo tomas o lo dejas

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M- Se que esto es raro lindura Pero quiero que conozcas mi otra faceta,  este soy yo lo tomas o lo dejas.

Voy a el closet aprieto un botón oculto y se abre una puerta que da a un compartimiento con distintos juguetes sexuales tanto como de dominación, miro todos con determinación secando una fusta, un látigo de cuerdas, pinza pa pezones.

Me acerco a ella paso la gusta por su hombro ella da un pequeño salto noto como todo su cuerpo se tensa.

- tranquila no te voy a hacer daño a menos que quieras.

A- así que te gusta el royo de sumisa y amo o que?, mi palabra de seguridad quiero que sea rosa ya que estas en modo cincuenta sombras.- sonrió.

Le doy un pequeño golpe con la fusta a en su espalda ella se ríe Pero no dice nada más, sigo dando golpecitos la levanto de la cilla dejandola parada, le arranco el camison ella da un pequeño gritito por la sorpresa.

A- no entiendo para que me lo puse si ni me duro un minuto puesto.- le doy con la fusta en las nalgas para que se calle.

M- no seas descarada lo único que quiero escuchar de esa boca son tus gemidos o tu palabra de seguridad para parar todo.

Me acerco a ella agarro uno de sus pechos chupando su pezon cuando está bien duro hago lo mismo con el otro, me separó tomando las pinzas poniendolas en cada uno de sus pezones siento como se le escapa un gemido.

Agarro el  látigo de tiras primero se lo paso por sus pechos ella da un saltito pero no dice nada sigo pasándolo por su cuerpo la inclino poniendo sus manos apoyada en la silla  cuando tengo su culo a mi Merced le doy con el látigo en sus nalgas una y otra vez ella gime con cada latigazo.

Nada es lo que parece Abogadas de los MafiososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora