《°※Zorro Astuto※°》|| Cale Henituse, eres un zorro astuto, ¿zorro?

《°※Capítulo XI※°》

Una profunda ola de tranquilidad había llenado su mente, una vez que todos se salieron de su habitación se levantó como pudo para ponerle seguro a la puerta de su habitación.

Se dirigió a dónde estaba el espejo, pudo ver cómo es que sus orejas sobresalían de su cabeza.

La primera vez que se vio en esta forma pudo ver con calma como es que tenía una cola de zorro del mismo color que cabello, era una pequeña, podía decir que era una muy pequeña, apenas y media más de la mitad de su brazo.

Pero, en esta ocasión, parecía ser más grande. Fácilmente parecía ser del mismo tamaño y altura su pierna.

Una cola de color naranjado rojizo, que le parecía haber crecido el pelaje. Se veía muy suave y esponjosa siendo realistas.

Era una cola de zorro, de un kitsune.

Lo primero que paso en la mente de Cale fue en como había usado una habilidad de los kitsunes tiempo atrás, lo más probable es que por ello es que tenga algun tipo de 'desarrollo' en su forma bestia.

Recordaba que venían muchas páginas en el libro de la condesa que le dio flojera leer.

Pero sabía que su suposición podría estar concretamente correcta.

Sinceramente, la única razón por la cual podía llegar a pensar ahora en eso era por qué una vez que volvió a su forma 'original' la mayor parte del dolor desaparecio.

Ya no sentía tanta dificultad al respirar y sentía que su temperatura bajaba hasta el punto de sentirse frío.

Inhala, exhala.

Sip, ya se sentía mejor.

Su cuerpo pronto empezó a bajar aún más la temperatura hasta que se quedará casi congelado.

—(¿No es peligroso que mi temperatura cambié drásticamente en un abrir y cerrar de ojos, verdad...?)

—Ha...

Cale solto un suspiro que había estado guardando para si mismo.

Ahora que su temperatura estaba 'normal' podía respirar bien.

Inhala... Exhala...

—Bien, ya me siento mejor.

Confirmando esto, Cale se dirigió de nuevo a su cama.

Cuidadosamente dirigió su mano abajo de esta, en donde se encontraba un compartimiento 'oculto' era como un pequeño cajón. De ahí saco la bolsa con estambres de rosas.

—Ha...— Dejo soltar un suspiro al pensar en como tendría que volver a leer información medio 'inutil' ya que según el propio libro, está información no es en si precisa ya que todos los kitsunes tienen su propia 'información' y lo escrito nada mas era un tipo de ayuda para que se pueda entender el crecimiento de un kitsune.

Soltó otro suspiro y está vez abrió el libro, no había un índice en las primeras hojas así que decidió que escogería una página al azar.

Entre las hojas que movía se cayó una.

—¿Lo rompí?

Recogió la hoja caída del suelo y se pudo notar en su cara como es que frunció en un seño al leerlo.

《Índice》

—Jodete...

Bien, al menos ahora sí sabría en qué página estaría lo que el considera 'informacion útil'.

Rápidamente empezó a leer la hoja.

—¿Mhmm...? ¿Ahí otro libro?

Una conclusión sacada de un solo vistazo a la hoja.

—Ha...— Realmente se estaba volviendo cada vez más cansado esto de tener que conseguir las cosas por su cuenta.

No lo dudo ni un segundo y se dirigió a la mesita de noche que estaba cerca de su cama.

Al igual que todos los muebles, era uno que a simple vista portaba el gran carisma de ser elegante y costoso.

En esta mesita de noche solo había un cajón, un florero con rosas y obviamente una pequeña repisa al final donde habían unos pocos libros.

Cale se agachó y quitó los libros de la repisa al final, asomo cuidadosamente su cabeza y noto como es que el cajón tenía una pequeña diferencia de tamaño a la del mueble.

Un espacio, había un espacio entre la madera y el cajón. Cale pronto dirigió su mano hacia este compartimiento y encontró lo que buscaba.

—Parece que los sirvientes no hacen bien su trabajo de limpiar.

Una bolsa más, realmente no sabía si era por qué su madre tenía demasiado dinero al ser la condesa o si simplemente era por la falta de creatividad en los escondites.

—(Probablemente sean las dos...)

A diferencia de la primera bolsa mágica que encontró en el jardín de rosas dentro del domo, está tenía el encaje de un zorro.

De un zorro de nueve colas.

—Seguramente habrá más información aquí.

Miro tranquilamente la pequeña bolsa mágica en sus manos y cuidadosamente tocó el dibujo que estaba impreso en ella.

Si Cale estaba en lo correcto no habría razón para guardar dos libros, o bueno, solo tendría que leer uno. Si fueran libros como los que solía leer no habría problema, pero estos libro tenían hojas muy delgadas. Y eran gruesos a decir verdad.

Parecía que no tenían muchas hojas a diferencia de la novela que leyó antes de transmigrar la verdad, pero cuando vio lo delgadas que eran las páginas le sorprendió el hecho de que no se traspasaron las palabras, podía decir que habían más de 10 libros en solo un décimo del libro.

¿Cantidad de libros? No le importaba. ¿Cantidad de hojas? Tampoco era algo importante. ¿Tiempo? Cale tenía de sobra.

¿Entonces por qué no leía los dos libros? Simple, le cansaba leer algo inútil.

Si se suponía que toda esa información era una que 'dependia' y que no aseguraba que fuera 100% concreta y segura no le servía de nada el leerlo. ¿Para que gastar ese valioso tiempo en el que puede holgazanear?

Aunque realmente no le tomaría mucho tiempo leerlo, un día era suficiente y puede decir que hasta era tiempo de sobra.

Pero si era información inútil que probablemente no le serviría entonces mejor se leía el que si tenía información confirmada. Información útil.

¿Que haría con los libros después de leerlos? No había razón para mantenerlos con el ya que se acordaría de todo lo que leyera.

Pero tampoco es como si pudiera destruirlos o quemarlos, lo que haría era simple.

Los guardaría.

Los guardaría en un lugar donde nadie más que el pueda encontrarlos. Se aseguraría de que estuvieran bien guardados, que estuvieran como nuevos incluso si pasaban cien años.

Aunque para eso necesitaría aprender magia de conservación, ya que no podía ir con un mago cualquiera a pedirle eso.

Pero sinceramente le daba flojera tener que aprender, el prefería no tener que esforzarse pero sabía que si no se esforzaba solo tendría poco tiempo de holgazanear.

Prefería mil días en paz a solo uno.