Capítulo 3

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Mientras más recobraba el sentido, el dolor en su cuerpo acrecentaba.

Los recuerdos de los últimos sucesos le invadieron cual flashes, e inhalando con fuerza como recobrando la vida abrió los ojos y miró alrededor.

Tenía una mordaza y sus piernas y brazos atados no le permitían moverse, pero en la esquina opuesta en una silla al igual que él, estaba Shisui.

Sasuke abrió los ojos con sorpresa, estaba feliz de verlo. Pero aunque eso calmaba una parte de sus constantes preocupaciones, no lograba ver a Itachi por ningún lado, y eso lo atormentó de nuevo.

Con la molestia del dolor en la pierna volteó a observarla, parecía que le habían hecho alguna especie de curación improvisada, la venda aún tenía sangre y dolía terriblemente.

—Despertaste — dijo Yahiko entrando y limpiando la sangre de sus manos con un trapo que luego dejó en una mesa al lado de la puerta. Sasuke pudo notar que también tenía sangre en la camisa, donde le había enterrado las tijeras— Pensé que tardarías más, el dolor debe ser muy fuerte y además no he logrado detener tu hemorragia. Por lo que si no deseas morir desangrado, debemos llegar a un acuerdo pronto. Aunque te confesaré que quisiera lastimarte mucho más por haberme enterrado esas tijeras, maldito desquiciado.

Sasuke le miró con desaprobación entrecerrando los ojos.

—Retiraré sus mordazas pero si alguno de ustedes hace algo estúpido como gritar, insultar o amenazar, iré a la habitación de al lado a castigar a Itachi por el mal comportamiento de ustedes. Así que les recomiendo que no lo hagan, me pongo muy de malas cuando me duele algo, y justamente ahora tengo mucho dolor. — amenazó Yahiko señalando la herida en su hombro.

Shisui abrió los ojos tanto como podía. Había visto llegar a Sasuke herido y estaba sumamente preocupado por él, pero no tenía idea que también estaba Itachi con ellos.

—Si están de acuerdo, asientan con la cabeza— pidió Yahiko obteniendo la acción de ambos. Por lo que retiró primero la mordaza de Shisui y luego la de Sasuke. — ¿Quieren un poco de agua?. No quiero matarlos de sed.

—Dinos que quieres, haremos lo que sea, solo pídelo. — dijo Sasuke que apenas y era capaz de tolerar el dolor ahora que el efecto de los sedantes estaba por terminar.

— ¿Qué más crees que puedo querer Sasuke?

—Itachi... ¡Quiero verlo por favor! ¡Necesito saber si está bien!— interrumpió Shisui

Yahiko rodó los ojos con molestia. Sin embargo salió de la habitación y en menos de 5 minutos estaba de vuelta con Itachi amagado al cual sentó en el suelo y dándole las mismas indicaciones le retiró la mordaza.

— ¿Te envió la señora Rosell? ¿No es así?— fue lo primero que dijo Itachi apenas se vio desprendido de aquella tela que cubría su boca. No había volteado la vista a la derecha hasta que escuchó su nombre pronunciado con esa encantadora voz que tanto extrañaba.

—Tachi...

Los ojos de Itachi se cristalizaron ante lo que veía y en su expresión de asombro se dibujó una sonrisa, sentía demasiado alivio y alegría de verlo bien.

— Sui...— su garganta se sentía atragantada con tanto por decir, quería correr y abrazarlo. Si no estuviera amarrado, seguro lo hubiera hecho. Era casi irreal tenerlo en frente de nuevo, cuando toda la gente a su alrededor no hizo más que pedir pronta resignación para él y él en cambio estaba seguro que lo vería de nuevo.

Pero antes de poder decir algo más se vio interrumpido por la pesada actitud de Yahiko.

—Les recuerdo que Sasuke morirá desangrado si no se dan prisa. El médico que tenemos perdió su licencia hace años y no es porque sea precisamente un buen médico. — dijo Yahiko con los brazos cruzados.

En tus zapatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora