Capitulo 19

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De nueva cuenta es de noche en el desierto de Merida, a final de cuentas llegar a la aldea Muhi no fue tan sencillo como esperaron, principalmente por la deplorable situación en la que se encontraban ambos. Degel humedece sus secos labios con dificultad, en el atardecer finalmente pudo encontrar algo parecido a una cueva que fuera capaz de protegerlos de los fuertes vientos.Degel miró de reojo a Camus quien a duras penas seguía arrastrando las piernas. Degel dió un suspiro cansado antes de señalar la cueva

Camus, quien venía detrás de él no pudo esconder la sorpresa en sus ojos cansados, sus pies estaban cubiertos de ampollas y sangraban dolorosamente, ver ésta cueva que podría darle descanso en medio de la nada fue como ver a dios mismo en el desierto. Camus quiso llorar cuando ocupó asiento en una fría roca. Todo su cuerpo temblaba de frío y de dolor, un siseo salió de entre sus dientes sin poder evitar el tensar de estos. Degel lo miró por unos segundos para después salir de la cueva, momentos después regresó trayendo consigo algo de yesca del desierto y una que otra rama de algún viejo árbol muerto.

Camus por su parte decidió ignorarlo, ahora su atención estaba puesta sobre las botas que yacían empapadas con su sangre y las ampollas que no deseaba seguir lastimando. Cada acción lo hacía estremecer del dolor por lo que su temblor la mayoría del tiempo fue inevitable.

Degel lo miró de reojo y luego rápidamente regresó su atención a la pila para la fogata que había formado delante de él. Guió su mano al centro y con un tronar de sus dedos la chispa encendió la yesca, en un parpadeo fue capaz de realizar una fogata, Camus no pudo evitar mirar cansado y asombrado hacia el, incluso si Degel no lo quiere el no puede dejar de admirar la fuerza que este poseía. Camus, con un ojo hinchado regresó su atención a sus magullados pies, no puede evitar sentirse como un estorbo

-  Mañana...- Degel detiene sus movimientos cuando lo escucha hablar, Camus se deja caer cansado sobre la pared de piedra, cierra sus ojos y suspira notablemente cansado, el sigue murmurando - Mañana, no es necesario que el hermano mayor espere por mi, a estas alturas ya deberíamos estar en el imperio del norte.- Camus abrió sus ojos con dificultad, su mirada fija en la ardiente fogata - Degel es el príncipe heredero, lo primordial es que regrese lo antes posible a casa, incluso si eso signifique...

- Deja de Hablar- La fría voz de Degel lo interrumpió, Camus no tuvo fuerzas para mover la mirada y mirar su expresión, contrario a eso, dió otro suspiro adolorido antes de volver a cerrar los ojos y finalmente dejar de hablar- solo dices tonterías. 

Finalizó mientras devolvía su atención a la fogata y con brusquedad arrojaba una rama seca en el interior de ésta. El está furioso, está furioso por estar en éste lugar, está furioso porque no poseía fuerzas y más que nada está furioso porque "él" está herido.

-Degel...- nuevamente vuelve a murmurar Camus, su voz un poco más débil que antes, el no abrió los ojos cuando dijo - Lo siento... Perdóname

Degel giró con rapidez, el ruido sordo de Camus al caer fue estruendoso a sus oídos, el corrió a sostener su cuerpo, frunció las cejas y tensó los dientes cuando notó que este estaba ardiendo en fiebre. Degel rápidamente procedió a morder sus propios brazos para así succionar parte de su sangre, todo ésto mientras Camus seguía murmurando una y otra vez "perdón"

Esa noche Camus tuvo un sueño muy interesante, se vió a si mismo de niño viendo de lejos a un pequeño principe Degel, quien sentado frente a un escritorio parecía escribir algo sumamente concentrado cuando de repente alguien irrumpió en la habitación, era la Gran Reina madre y Degel corrió a abrazarla. Había una linda sonrisa en sus facciones, Camus lo miró sorprendido, es la primera vez que el logra ver a Degel sonriendo, y aunque solamente es un niño, sigue viéndose muy tierno.

Una ventisca llegó a Camus por detrás y lo envolvió en nieve, Camus atinó a cubrir su cuerpo del frío y entonces cuando decidió devolver la vista al frente, el escenario había cambiado. Degel había crecido un par de años más, ésta vez parecía tener unos siete años tal vez, la Gran Reina madre volvía a entrar en su habitación, pero ésta vez venía acompañada del Rey Krest, quien al ver al pequeño Degel no pudo evitar sonreír con tristeza mientras pasaba una de sus manos en los hombros de éste. Al ver esto, la sonrisa de Degel había desaparecido desde ese entonces nunca más volvería a sonreír.

Una nueva ventisca envolvió el cuerpo de Camus, ésta vez mucho más intensa que la vez anterior, cuando Camus finalmente pudo abrir los ojos, miró aterrado hacia sus pies en dónde había un enorme vacío. Estaba al borde de un inmenso glaciar y frente a el se encontraba un inmenso y oscuro océano, el ha escuchado hablar de éste lugar, debería tratarse de "La vista al mar del espejo" en dónde uno podría verse a si mismo y toda maldad que exista en su corazón. También alguna vez llegó a escuchar que este lugar albergaba una criatura monstruosa, de proporciones inimaginables, un Dragón, más precisamente el antepasado de los dragones de Hielo. Éste lugar debería estar prohibido al público en general y solo los de sangre real, descendientes directos del Dragón de Hielo se animarían a visitar.

Camus quiso entender¿ Porqué estaba aquí?

En éste lugar no había ruido alguno más que el frío viento y las olas chocando contra los acantilados. Camus miró sus pies y solo entonces el sonido de una nariz siendo sorbida llegó a sus oídos, Camus giró con rapidez solo para encontrarse detras de él a un aterrado niño que yacía atado de manos y pies a varias columnas de hielo, como si fuera una ofrenda, o un desafortunado sacrificio. Camus no pudo salir de su Shock momentáneo, éste niño puesto para un sacrificio al Legendario Dragón de Hielo, no es otro más que Degel.

- No, por favor...

El niño se sacudía y negaba, una y otra vez, retrocedía y hacia que los grilletes se encajaran en sus muñecas, que sangraban, Camus tembló desesperado y corrió hacia el en un intento en vano por ayudarlo, pero de nada servía, el niño permaneció viendo al frente con expresión aterrada, sin ver a Camus, solo miraba al frente, sin moverse en absoluto. Solo entonces Camus sintió a algo respirar con fuerza detrás de el, no pudo girar para ver pero si pudo ver el reflejo de esa cosa en los ojos de Degel, esa cosa era....

AAAAAAAAAAAAA.......................

El grito del niño resonó en sus tímpanos con fuerza y lo despertó de un sobresalto, su cuerpo aún se sentía frío y congelado. En sus oídos aún podía escuchar el grito lejano del niño. Su piel se erizaba de tan solo recordar la presencia de esa cosa, su corazón aún latía con frenesí, sin poder borrar la sensación de que había muerto y luego renacido.

Camus despertó y no pudo respirar debido al pánico¿ Acaso él estuvo a punto de morir? ¿ Qué había Sido eso?

🌾🌾NA:  Capitulo corto pero ya dispuestos a seguir retomando 😋😋🌾🌾

•Pequeño acto: ¿ Qué ha Sido eso?

Milo: Mucha fiebre Camus

Kardia: El desierto suele dañar a las personas*se encoge de hombros*

Albafica: Una pesadilla, regresa a dormir

Minos: Jajajaja Papá Krest no perdona ni a su principe Heredero.

Camus: *Permanece aturdido, con ojos llorosos procede a abrazar y besar a Degel en la mejilla*

Degel: *no entiende nada*



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⏰ Última actualización: Jul 11 ⏰

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Explota en la Sangre (DegelxCamus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora