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¿Puedes verme?

He estado observándote siempre, sin que te dieras cuenta me acerco a ti y quedo debajo de tu piel.

Tanto apego por él me hizo querer más, hasta que ya no sabía como detenerlo. Se volvió una adicción, una muy terrible y peligrosa adicción.

Siempre posar delante de una cámara ha traído seguridad a mi cuerpo, me sentía segura de mí misma, que gobernaba sobre cualquier cosa en mí y podía contralar cada una de mis acciones cerca tuyo.

Pero estaba equivocada...

El aprecio y el deseo son cosas distintas. El amor y la lujuria también.

Las palabras de él no compran las acciones que hiciste tú. El romanticismo de él no compra lo vulgarmente encantador que puedes ser tú. Sus modales nunca comprarán tu manera de pensar tan particular.

Porque son distintos mundos. Somos de distintos mundos. Como polos opuestos, hacemos una combinación extraordinaria, porque tú sabes lo que quiero y yo sé lo que te gusta.

Que me bajen el cielo siempre ha sido mi gran fantasía. Tener a alguien que me adore de manera delicada y sutil ha sido siempre mi gran deseo. Escuchar palabras de amor como poemas en el oído había erizado mi piel cuando estuve con él.

Hasta que probé el fuego del infierno en que me adentraste, el volcán de lava cuando estabas cerca de mí. Tu manera ruda y casi letal de ser, teniendo un rostro de ángel. Todo el mundo se derrumbó a mi alrededor cuando en mi oído hablabas, que estaba segura, todos escuchaban pero poco importaba.

El hecho de ser tuya y fingiendo ser de él era un riesgo que ambos aceptamos.

Vamos a subirle el picante a la parte III de la saga...prepárense.

³𝐈𝐂𝐒𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora