-Yo estoy agradecido por ti, _______. Creí que siempre me sentiría solo e incomprendido pero eso cambió cuando llegaste a mi vida-
Geto se acercó a mi, sentí como su mano tomaba mi mejilla, su rostro se acercó al mío, su respiración chocaba con la...
-Así que esa cosa era una maldición- Dije mientras analizaba toda la información que Geto me revelo.
Él dio un sorbo a su cuchara y asintió.
-Exacto, creo que has entendido todo muy rápido, que lista eres- Geto me sonrió, la verdad había sido tan paciente al responder cada una de mis preguntas, y siempre con una sonrisa o con un tono bastante amable.
-Solo me has explicado de manera muy clara- Comenté mientras jugaba con la cuchara de manera nerviosa.
-¿Que te parece si te entreno? Así podrás comprender mejor esa energía que recorre cada parte de tu cuerpo. Algo favorable es que tendrás donde vivir, comer, estudiar y cualquier cosa que necesites- Yo me sorprendí por su oferta, creí que solo trabajaría en el lugar o ayudaría si era necesaria en alguna tarea para ganarme lo suficiente para seguir viviendo bajo un techo.
-Creo que eso sería abusar de...- Comenté pero fui interrumpida por primera vez.
-Jamás creas eso conmigo. Si te digo que puedo o quiero hacer algo por ti es porqué en verdad deseo hacerlo- La mirada de Geto era seria, pero sus rasgos aún lucían relajados.
-Entiendo, lamento el malentendido-
-No te disculpes, _____. No has echo nada mal. Solo quiero que por favor aceptes que eres muy valiosa, y haré que te sientas así cada día-
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Luego de recoger mis pertenencias viajamos hasta Tokio, nos tomó dos horas en llegar, yo había hablado un poco con Geto sobre otras inquietudes que tenía y algunos temas tribales que él trajo a la conversación.
Llegamos a una enorme entrada, lucia como un monasterio budista pero mucho más lujoso.
-¿Vives aquí?- Pregunte mirando como las rejas abrían.
-Pasó la mayor parte de tiempo aquí. Pero no resido aquí- Contestó simplemente el azabache. -Tampoco vivirás aquí-
Yo lo mire y asentí, para regresar mi atención al lugar.
Al bajarnos realice un recorrido guiado por Geto. Él me explico sobre los benefactores y fieles que acudían.
Hablo sobre la realidad de por que iban allí, y las maldiciones que los aturdían, ya que al parecer lo humanos no las veían.
-¿Por que no pueden verlas?- Cuestione cuando nos detuvimos en el jardín.
-Solo nosotros podemos hacerlo. ¿Pero crees que alguien nos valora realmente por eso? Los humanos siguen viviendo ignorando la realidad que está frente a sus narices solo por comodidad- Su expresión era tan seria que heló mi sangre...-Y además tratan de herirnos, declarando que somos los inadaptados, es que el solo pensar que ese hombre pudo haberte herido de gravedad me llena de ira-
-No se preocupe de más...Al final estoy bien, gracias a que me salvo- Note que su expresión ya no era tan seria y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa.
