Alborotada, caliente, llegué a casa de mi novio. Me recibió y me dijo que pasara. Pasé y me senté en la sala, me dijo: ¡qué hermosa te ves hoy!, y me dio un beso.
Nos acostamos los dos, y estábamos viendo la serie, de pronto me agarró con su mano la cara y plantó un beso, me volteé y con mi pierna lo abracé, quedamos totalmente abrazados y acostados.
Nos empezamos a besar, cuando empecé a bajar la mano hacia su bermuda, y como estaba corta metí la mano y por arriba del bóxer, le empecé a agarrar la verga.
Lo empecé a calentar, me subí encima de él, y le empecé a besar el cuello. Mientras lo estaba besando sentía su respiración como se agitaba.
Empecé a desabrocharle el pantalón y ya vi que la verga se la había puesto dura, le quité el pantalón y el bóxer. Como traía falda, el metió su mano debajo y empezó a tocarme y a provocar que me mojara, empecé a hacer ligeros movimientos encima de el con mi ropa interior.
Mientras más frotaba su verga con mi pubis, mas se alteraba. Se sentó de golpe y me pidió que me parara y que me volteara. Empezó a bajar el cierre de mi vestido y mientras yo me lo quitaba, él empezó a ponerse el condón.
Cuando me vio en la lencería me dijo que quería que fuera completamente de él. Me acostó en la cama y empezó a besar todo mi cuerpo.
Pasó su lengua por mis labios, cuello, senos, abdomen. Me empezó a quitar la lencería con delicadeza, hasta dejarme completamente desnuda.
me penetró poco a poco, sentía su verga dentro de mí, yo estaba disfrutando al máximo.
Me penetraba una y otra vez, primero fue suave y delicado, luego empezó a acelerar el ritmo, la sacó y empezó a dar con ella pequeños golpecitos a mi pubis y a mi vagina; la frotaba de un lado a otro, provocando que yo lo deseara.
¡Por favor cógeme! - Lo encendí al decirle eso
Rápidamente me puso en cuatro, me dio una nalgada y al mismo tiempo que sentí la nalgada, sentí como su verga me entró durísimo; empezamos a coger, me rebotaban los senos, y él me los agarraba y apretaba, pero sin dejar de cogerme.
Lo sentía hasta el fondo, no podía dejar de gemir y eso era lo que le encantaba y lo excitaba más.
Empezó a darme otras nalgadas, y en eso me pidió que me acostara. Me acosté y siguió metiéndomela hasta que ya no podía más y rápidamente al salir de mi vagina, se quitó el condón y me echó todo su semen en el abdomen.