El recién había llegado de su viaje a Japón por lo que me pareció una buena idea tener una noche de películas.
Estábamos en el sillón, con mi cabeza apoyada en su regazo. En la televisión se suceden imágenes sin sentido, palabras sin importancia.
Las yemas de sus dedos se enredan en por mi pelo para después besarme eramos una pareja sexualmente activa, después de varios días sentíamos la necesidad de estar juntos otra vez.
Después de unos minutos la temperatura había estado subiendo un poco, disfrutabamos el tiempo a solas, los momentos de intimidad.
Sus manos descienden por mi pecho y juegan con mis pezones que se endurecen al tacto, suelto un gemido que no pasa desapercibido por el.
Nos acomodamos de manera en que estamos sentados, mi espalda pegada a su pecho esto hace más fácil el recorrido de sus manos por mi cuerpo, hasta llegar a mi entre pierna.
Me dejo llevar por el deseo, sabía que el estaba cansado puesto que no tenía mucho que había regresado.
Aunque intente salir de su agarre para yo darle placer, no lo permitió continuó tocándome haciéndome disfrutar de la sensación de su toque.
Me masturba despacio, nuestra respiración se acelera, y con ella, el ritmo, hasta que mi espalda se arquea y me corro entre sus dedos, gritando su nombre.