Capítulo 1: Un Encuentro Casual
El salón de inglés resonaba con el murmullo de los estudiantes que regresaban después de las vacaciones de invierno. Stephano entró con paso tranquilo pero expectante, su mochila cargada de libros y cuadernos nuevos para el semestre que apenas comenzaba. Observó a su alrededor, buscando un lugar donde sentarse, mientras su mente repasaba las posibles caras nuevas que vería ese día.
En una esquina del salón, Cristina hojeaba su agenda con concentración, revisando las tareas y proyectos que vendrían en las próximas semanas. Con su cabello rizado y una expresión de concentración, parecía completamente absorta en su mundo personal de preparación para el nuevo semestre.
Stephano notó que cerca de Cristina había un asiento vacío y se acercó con una sonrisa amistosa.
Stephano: (sonriendo) ¿Puedo sentarme aquí? Parece que este lugar está libre.
Cristina: (levantando la mirada, sorprendida pero amable) ¡Oh, sí! Claro, adelante. No creo que nadie lo esté ocupando.
Stephano se sentó, colocando su mochila al lado mientras acomodaba sus libros sobre el escritorio. Cristina cerró su agenda y la guardó en su bolso, volviendo su atención hacia Stephano con curiosidad.
Cristina: (extendiendo la mano) Soy Cristina, por cierto. ¿Tú eres nuevo en la clase?
Stephano: (estrechando su mano) Encantado, Cristina. Soy Stephano. No soy nuevo, pero sí es mi primera vez en este curso de inglés. ¿Y tú?
Cristina: Ah, yo también. Es mi primer semestre en esta materia. Siempre he querido mejorar mi inglés, así que decidí inscribirme este año.
La conversación fluyó naturalmente entre ellos. Hablaron sobre sus planes para el semestre, las materias que más les interesaban y algunos detalles sobre sus vidas fuera del instituto. Stephano descubrió que a Cristina le apasionaba la música y que tocaba el piano desde que era niña. Ella, a su vez, aprendió que Stephano era un apasionado del voleibol y que formaba parte del equipo del instituto.
Con el pasar de los minutos, la charla se volvió más animada y cómoda. Descubrieron que compartían algunos gustos en común, como los videojuegos y ciertas series de televisión. Stephano se sorprendió de lo fácil que era hablar con Cristina, cómo ella parecía entender sus bromas y responder con sus propios comentarios ingeniosos.
Stephano: (sonriendo) Parece que tenemos bastante en común, Cristina. ¿Te gustaría ir a tomar un café después de clase? Podemos seguir charlando y conociéndonos mejor.
Cristina: (entusiasmada) ¡Claro! Me encantaría. Hay una cafetería genial cerca del instituto. Podemos ir allí.
Terminaron la clase de inglés con una sensación de anticipación y emoción por lo que el futuro les deparaba. Stephano no pudo evitar sentir que había conocido a alguien especial ese día, alguien con quien tenía la sensación de que podía compartir mucho más que solo risas y conversaciones casuales.
Así comenzó una nueva amistad, un encuentro casual en un salón de clases que desencadenó un vínculo que crecería y se transformaría con el tiempo. Stephano y Cristina, dos personas diferentes pero conectadas por la curiosidad y la afinidad, explorarían juntos los caminos del amor adolescente y la complicidad que solo los buenos amigos pueden construir.
