MIA
Han pasado tres semanas desde que he estado en cama, recuperándome de mis heridas. Aunque he podido levantarme y caminar un poco con la ayuda de Alessandro, hoy es la primera vez que salgo a dar un pequeño paseo por el jardín. Alessandro está a mi lado, siempre atento, asegurándose de que no me sobre esfuerce.
Los rayos del sol calientan suavemente mi piel, y el aroma de las flores frescas llena el aire. Alessandro me sostiene con delicadeza, su brazo firme y protector.
—¿Cómo está Vanessa? —le pregunto, rompiendo el silencio—. Sé que es lo mejor para ella, que esté oculta hasta que podamos desintegrar a Pandora, pero no puedo evitar preocuparme. En especial porque no puedo comunicarme con ella.
Alessandro asiente, sus ojos llenos de comprensión.
—Está bien, Mia. La mantengo protegida y lejos de todo esto. Está en un lugar discreto, en donde es vigilada las 24 horas del día por mi gente. Te prometo que en cuanto sea seguro, podrás volver a verla.
Su voz es firme y tranquilizadora, pero sé que también lleva una carga de preocupación. Caminamos un poco más, disfrutando del tiempo juntos, hasta que comienzo a sentirme cansada. Alessandro, siempre atento, me lleva al interior de la mansión, guiándome hacia un sillón cercano para que pueda descansar.
Me acomodo en el sillón, sintiendo el suave acolchado bajo mí. Miro a mi esposo, quien me observa con una mezcla de amor y preocupación.
—¿Cómo te sientes? —le pregunto, queriendo saber más allá de lo que muestra su fachada fuerte—. No he tenido la oportunidad de hablar contigo sobre cómo te sientes respecto a que tu mejor amigo y mano derecha, Leo, o mejor dicho Jack Torwin, resultó ser un traidor y un miembro de Pandora.
Alessandro suspira, pasando una mano por su cabello. Se sienta a mi lado, sus ojos fijándose en algún punto distante.
—Es... difícil, Mia —admite finalmente—. Confié en él durante años. Compartimos momentos que creí auténticos. Nunca pensé que me traicionaría de esa manera. Ha sido un golpe duro, no solo porque era mi mano derecha, sino porque lo consideraba parte de la familia.
Lo observo, notando el dolor en sus ojos, una herida que aún no ha cicatrizado.
—Es natural sentirse así —le digo suavemente, colocando mi mano sobre la suya—. Yo también confié en él. Pero ahora debemos concentrarnos en lo que viene, en protegernos y en destruir a Pandora.
Alessandro asiente, apretando mi mano.
—Lo sé, y lo haremos juntos. Pero a veces, el peso de la traición es más pesado de lo que esperaba. Pensar que todo fue una mentira, que todos esos momentos fueron fingidos... Es difícil de aceptar.
Le doy un apretón de manos, tratando de transmitirle toda mi fuerza y apoyo.
—No todo fue una mentira, Alessandro. Cuando estuve secuestrada, tuve un momento para hablar con Jack, lo confronte y le exigí la verdad, él me confeso que no todo fue mentira, todas esas risas, luchas lado a lado y todo lo que compartimos con Leo o Jack, fue real, no estuvo mintiendo todo el tiempo.
Nos quedamos allí, en silencio, compartiendo un momento de comprensión y unidad. Sabemos que el camino será difícil.
Estoy acostada en el sofá de la oficina de Alessandro, la suave textura del cuero me proporciona un alivio temporal. La luz del sol entra a través de las grandes ventanas, iluminando el ambiente con un resplandor cálido. Dylan está sentado frente a mí, con el ceño fruncido y los brazos cruzados, escuchando atentamente mientras repaso una vez más todo lo que vi mientras fui cautiva de Jack.
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La Sombra Del Anillo
RomanceAl despertar la mañana siguiente, Mia se encuentra en una habitación desconocida, compartiendo la cama con el hombre del bar. La sorpresa no termina ahí: ambos llevan argollas de matrimonio en sus dedos. Desconcertada y con resaca, intenta recordar...