Ashlyn decide mudarse con su mejor amiga Taylor a Savannah por nuevas experiencias, pero ¿quién diría que cierto rubio se obsesionaría con ella? Y todo por un estúpido post...
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Luego del rato en la cafetería con Tay y el psicópata, los siguientes días fueron una tortura basada en lo siguiente: Luke, como imaginé, no pudo mantener su boca cerrada y ahora el rumor de que supuestamente Aiden y yo estamos saliendo está esparcido por casi toda la universidad. Básicamente, Luke le dio algo así como un pase libre a Aiden para tratarme como tal (a veces lo ignoro o a veces lo golpeo).
Ahora estamos en el comedor de la universidad los tres juntos. Aiden agarra un bocado de arroz y me lo ofrece, intentando alimentarme. Taylor nos ve y, con nada de discreción, empieza a carcajearse. Porque sí, ella sabe la situación que ocurrió con Luke y, en vez de apoyarme, le sigue el juego a Aiden.
¿Para qué enemigos si la tengo a ella?
Decido dejarlos ahí y yo voy a buscar unas cosas en mi casillero. En el camino, siento como si alguien me siguiera. Pienso que tal vez sea Aiden así que ni siquiera me molesto en voltearme.
—Aiden, creí que habíamos superado esta parte de la historia. Deja de seguirme —pero no se escucha ni un sonido. No suelta sus típicas bromas ni tampoco su risa.
Decido voltearme, encontrándome con el pasillo casi vacío de personas pero ningún rastro de él.
—Clark, ya sal de donde sea que estés, no quiero jugar a las escondidas —silencio.
Algunas personas voltean a mirarme extrañadas y otras pasan de largo.
Saco mi teléfono y abro el chat con Aiden.
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Psycho
Aiden, ¿podrías, por favor, dejar de esconderte? ✔️✔️
¿De qué hablas, Pecas?
Estoy con Taylor.
... ✔️✔️
¿Todo bien, Ash?
Sí, olvídalo. ✔️✔️
Dile a Tay que iré al campus a tomar algo de aire. ✔️✔️
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Salgo afuera, el olor del pasto verde recién cortado recibiéndome. Aquí no hay estudiantes en esta hora, todos están dirigiéndose a su próxima clase o están almorzando aún.
Para mi pesar, el ruido y dolor en mis oídos vuelve a sentirse. Cansada le pregunto a Aiden si me está siguiendo, pero él en respuesta me manda una foto de él y Taylor aún en el comedor.
Entonces, ¿quién mierda me está...?
Al darme la vuelta una bolsa de tela es colocada en mi cabeza bruscamente, impidiendo que pueda ver quién es el que lo ha hecho. El desconocido me inyecta algo en el cuello que termina adormeciéndome.
Genial, lo que le faltaba a mi gran semana.
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