Secretos
El sol se alzaba perezosamente sobre los terrenos de Hogwarts, sus rayos dorados filtrándose a través de las ventanas del Gran Comedor. El bullicio de estudiantes llenaba la sala, sus voces un coro de risas y conversaciones matutinas. Entre ellos, cuatro figuras destacaban en la mesa de Gryffindor: James Potter, Remus Lupin, Peter Pettigrew y Sirius Black. Los cuatro eran omegas, un hecho que los unía de una manera especial. Todos pensaron que serían alfas.
Sirius, con su cabello negro azabache y sus ojos grises, miraba distraídamente su plato, jugueteando con un trozo de tostada. James, con sus gafas redondas y desordenado cabello oscuro, susurraba algo a Remus, cuyo rostro amable y cicatrices apenas visibles reflejaban una calma y serenidad innata. Peter, el más bajo del grupo, estaba sumido en una conversación con un par de chicos de quinto año.
Al costado de sirius estaba Andrés Wood, quien observaba a sus amigos con una mezcla de afecto y preocupación. Andrés era un alfa alto y fornido, con una presencia imponente que contrastaba con su naturaleza protectora y cariñosa hacia los omegas de su vida. Era como un hermano mayor para ellos, siempre vigilante, siempre dispuesto a intervenir si alguien les causaba problemas.
— ¿Todo bien, Sirius? — preguntó Andrés, notando la expresión ausente de su amigo.
Sirius levantó la vista y esbozó una sonrisa forzada — Sí, solo pensaba en la práctica de Quidditch de esta tarde. Los Slytherin están bastante motivados este año.
Andrés asintió, aunque sabía que algo más rondaba la mente de Sirius. Desde hacía un tiempo, Sirius había estado más reservado de lo habitual, sus escapadas nocturnas y susurros al final de los pasillos no habían pasado desapercibidos para Andrés. Estaba decidido a descubrir quién era el misterioso novio de Sirius, especialmente porque conocía a los de James, Remus y Peter.
James estaba saliendo con Tom Riddle, un alfa de Slytherin cuyo intelecto y carisma eran igualados solo por su ambición. Remus tenía una relación estable con Lucius Malfoy, un alfa de sangre pura que, a pesar de sus orígenes, mostraba una ternura sorprendente hacia Remus. Y Peter estaba con Barty Crouch, un alfa del conocido por su meticulosidad y dedicación.
La campana sonó, marcando el inicio de las clases. Los estudiantes comenzaron a levantarse y dirigirse a sus respectivas aulas. Andrés se aseguró de que sus amigos estuvieran listos antes de seguirlos.
A lo largo del día, Andrés no pudo evitar notar cómo Sirius se escabullía en los descansos, siempre regresando con una mirada satisfecha pero a la vez ansiosa. Decidido a resolver el misterio, Andrés siguió a Sirius discretamente después de su clase de Pociones.
Sirius caminó rápidamente por los pasillos, esquivando estudiantes y profesores, hasta llegar a una de las torres menos transitadas de Hogwarts. Andrés se mantuvo a una distancia segura, asegurándose de no ser visto. Finalmente, Sirius se detuvo frente a una puerta cerrada, tocando suavemente tres veces.
Antes de que la puerta se abriera, un movimiento al final del pasillo captó la atención de Andrés. Vio a Lily Evans, una alfa con cabello rojo y una expresión determinada, acorralando a James contra una pared. La incomodidad de James era evidente, sus manos temblaban ligeramente y evitaba el contacto visual.
— Vamos, Potter — decía Lily, su voz firme pero no agresiva — Solo quiero hablar contigo.
James intentaba mantener la compostura, pero Andrés podía ver que estaba incómodo. Decidiendo que ayudar a James era más urgente, Andrés se dirigió hacia ellos, dejando de lado su seguimiento de Sirius.
— Lily — llamó Andrés con voz autoritaria, acercándose rápidamente — ¿Pasa algo aquí?
Lily se giró, su expresión suavizándose un poco al ver a Andrés — Solo quería hablar con James sobre un proyecto de clase.
James aprovechó la intervención de Andrés para alejarse un poco de Lily, respirando aliviado — Gracias, Andrés. Estaba un poco... ocupado.
Lily levantó las manos en un gesto de rendición — Está bien, Potter. Hablaremos más tarde — Se dio la vuelta y se alejó, su cabello rojo ondeando tras ella.
Andrés puso una mano en el hombro de James — ¿Estás bien?
James asintió, aunque todavía parecía un poco alterado — Sí, gracias. Lily puede ser muy... persistente.
— No tienes que enfrentarlo solo, James — dijo Andrés, su tono lleno de preocupación — Siempre puedes contar conmigo.
James sonrió, agradecido — Lo sé. Gracias, Andrés.
Mientras volvían a la sala común de Gryffindor, Andrés no podía dejar de pensar en Sirius y lo que podría estar haciendo en ese momento. Decidió que tendría que encontrar otra oportunidad para descubrir la verdad, pero por ahora, la seguridad y comodidad de sus amigos eran su prioridad.
Esa noche, en la Sala Común de Gryffindor, Andrés observó a Sirius desde un rincón. Sirius estaba riendo con James, Remus y Peter, pero ahora Andrés veía esa risa con otros ojos. Había algo más profundo, algo más complicado en la vida de Sirius que él no había comprendido del todo.
Mientras Sirius seguía riendo y charlando con sus amigos, Andrés se quedó sumido en sus pensamientos. Se preguntaba mentalmente quién era el alfa que tanto amaba a Sirius. ¿Por qué Sirius mantenía ese secreto tan cuidadosamente guardado? Andrés sabía que tendría que ser paciente y estar atento para descubrir la verdad, pero una cosa era segura: no importaba quién fuera el alfa, Andrés siempre estaría allí para proteger y apoyar a sus amigos, sin importar las dificultades que enfrentaran.
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★彡[¿ꜱɪʀɪᴜꜱ ᴛɪᴇɴᴇ ɴᴏᴠɪᴏ?]彡★
FanfictionAndrés Wood intenta seguir a Sirius para descubrir su pareja, pero siempre es interrumpido, ya sea por problemas con estudiantes o sus responsabilidades como capitán del equipo de Quidditch. En un giro inesperado, Andrés finalmente descubre que el n...