Distracciones Inesperadas
La mañana siguiente trajo consigo un aire fresco y vibrante a los terrenos de Hogwarts. Andrés Wood, decidido a no dejarse distraer de su misión esta vez, se encontraba más determinado que nunca a descubrir la identidad del alfa que había capturado el corazón de Sirius. Se sentía protector, casi paternal, hacia Sirius, James, Remus y Peter, y no soportaba la idea de que alguien pudiera hacerles daño.
Durante el desayuno en el Gran Comedor, Andrés mantuvo un ojo atento en Sirius, quien estaba inmerso en una animada conversación con James y Remus. Peter, por su parte, parecía perdido en sus pensamientos, probablemente pensando en su próximo encuentro con Barty Crouch.
Cuando el desayuno llegó a su fin y los estudiantes comenzaron a dispersarse para sus clases matutinas, Andrés notó que Sirius se deslizaba fuera del salón con la misma rapidez de siempre. Sin perder tiempo, Andrés se levantó y comenzó a seguirlo a una distancia prudente, asegurándose de no llamar la atención.
Sirius caminó por los pasillos de Hogwarts con una familiaridad que solo alguien que conocía cada rincón del castillo podía tener. Andrés, aunque conocía bien el castillo, tenía que esforzarse para no perderlo de vista entre la multitud de estudiantes que iban y venían. Sin embargo, justo cuando creía que estaba a punto de descubrir el destino de Sirius, una disputa acalorada llamó su atención.
Cerca del corredor principal, cinco estudiantes de primer año discutían animadamente. Dos alfas y tres omegas estaban enfrascados en una discusión sobre cuál era el mejor sabor de helado. Los alfas defendían apasionadamente el helado de chocolate, mientras que los omegas argumentaban a favor del helado de fresa y vainilla.
— No, el de chocolate es el mejor, ¡es cremoso y delicioso! — insistía uno de los alfas, su tono firme y decidido.
— ¡Pero el de fresa es mucho más refrescante y dulce! — replicaba uno de los omegas, su voz elevándose en un tono de protesta.
Andrés, con su naturaleza protectora, no pudo evitar intervenir. Sabía que las disputas entre estudiantes podían escalar rápidamente, y no quería que nadie saliera lastimado.
— ¿Qué está pasando aquí? — preguntó Andrés con autoridad, deteniéndose frente al grupo.
Los pequeños se quedaron en silencio al instante, mirando al alfa mayor con ojos grandes y asustados.
— Solo estábamos discutiendo sobre los helados — murmuró uno de los omegas, bajando la mirada.
— Está bien tener opiniones diferentes, pero no necesitan pelear por eso — dijo Andrés con una sonrisa amable — Cada sabor de helado tiene su encanto. ¿Por qué no intentan probar todos y luego deciden?
Los estudiantes de primer año se miraron entre ellos, asintiendo lentamente — Sí, supongo que podríamos hacer eso, — dijo uno de los alfas, relajándose un poco.
— Bien. Ahora, vayan a sus clases y recuerden, es más importante disfrutar del helado que pelear por él — añadió Andrés, dándoles una palmada en la espalda antes de verlos irse.
Cuando se aseguró de que los pequeños estaban a salvo y en camino a sus clases, Andrés volvió su atención al corredor donde había visto a Sirius por última vez. Pero para su frustración, Sirius ya había desaparecido.
Suspirando, Andrés se dirigió a su siguiente clase, su mente ocupada con pensamientos sobre su fallido intento de seguir a Sirius. No podía evitar sentir una mezcla de frustración y curiosidad. ¿Quién era el alfa que mantenía a Sirius tan feliz y, al mismo tiempo, tan reservado?
Más tarde ese día, después de la cena, Andrés se encontraba en la Sala Común de Gryffindor. Estaba sentado en uno de los cómodos sillones, intentando concentrarse en su tarea de Transformaciones, pero su mente seguía divagando hacia Sirius. De repente, notó algo que hizo que su corazón se detuviera por un momento.
Sirius entró en la Sala Común con una sonrisa radiante, riendo junto a James y Remus. Peter lo seguía de cerca, disfrutando de la charla animada. Mientras se acercaban, Andrés notó una marca en el cuello de Sirius: una mordida. Sus pensamientos se aceleraron, y su rostro se enrojeció de vergüenza y ira al pensar que el alfa de Sirius ya estaba marcándolo de una manera tan íntima.
Andrés no dijo nada, pero su mente trabajaba a toda velocidad. No podía permitir que alguien profanara a su querido hermanito sin antes conocer sus verdaderas intenciones. Se sentó, tratando de calmarse, aunque la furia y la preocupación burbujeaban en su interior.
Los omegas que consideraba hermanos notaron su estado y, sin pensarlo dos veces, se lanzaron a acurrucarse a su lado. James se acomodó a su derecha, Remus a su izquierda, Peter se sentó a sus pies apoyando su cabeza en sus rodillas, y Sirius se sentó justo al lado de Remus, descansando su cabeza en el hombro de Andrés. Andrés sintió una oleada de ternura al verlos allí, buscando consuelo en su presencia.
— ¿Todo bien, Andrés? — preguntó Remus en un susurro, levantando la mirada para ver la expresión en el rostro de Andrés.
— Sí, Remus. Solo un poco cansado — respondió Andrés, forzando una sonrisa para no preocupar a los demás.
En ese momento, Marlene McKinnon entró en la Sala Común y se detuvo al ver la escena frente a ella. Un alfa grande y fuerte acurrucado con cuatro omegas, todos buscando y ofreciendo consuelo. Marlene sonrió ante la ternura del momento y, sin dudarlo, sacó su cámara para inmortalizar la escena con una foto.
— Esto es demasiado adorable para no capturarlo — dijo Marlene en voz alta, ganándose las risas suaves de los presentes.
Andrés sonrió, aunque su mente aún estaba preocupada por Sirius y su misterioso alfa. Sabía que tendría que seguir intentándolo, pero por ahora, estaba agradecido por la calidez y la cercanía de sus amigos.
Mientras la noche avanzaba y la Sala Común se llenaba de un ambiente relajado y acogedor, Andrés decidió que no importaba cuánto tiempo le llevara, descubriría la verdad. No solo por curiosidad, sino por el profundo amor y lealtad que sentía hacia sus amigos. Estaba decidido a protegerlos, sin importar los desafíos que tuviera que enfrentar.
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★彡[¿ꜱɪʀɪᴜꜱ ᴛɪᴇɴᴇ ɴᴏᴠɪᴏ?]彡★
FanfictionAndrés Wood intenta seguir a Sirius para descubrir su pareja, pero siempre es interrumpido, ya sea por problemas con estudiantes o sus responsabilidades como capitán del equipo de Quidditch. En un giro inesperado, Andrés finalmente descubre que el n...