| Prólogo |

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Creo que me voy a morir.

Todo me da vueltas, las lágrimas nublan mi vista, los mareos aumentan, las ganas de provocarlo regresan y las voces en mi cabeza taladran con mayor intensidad.

—¡Abre la maldita puerta! —una voz masculina se escucha detrás de la puerta— ¡Sal de ahí Bennett, por favor!

Ni siquiera sé que es lo que grita, su voz no es tan fuerte como las de mi cabeza, esas que siempre están acechándome y torturándome. Ya no aguanto más, cada día empeora todo.

Me dejo caer al suelo sin importar que, estoy segura de que el sonido de mi cuerpo contra el suelo resonó por todo el baño, haciendo que la persona golpeando la puerta se alarmara aún más.

Aquel que gritaba y trataba de tirar la puerta logró abrirla, deje de sentir el piso debajo de mi, él gritaba mi nombre una y otra y otra vez esperando una respuesta de mi parte, algo que no obtuvo. Estaba completamente ida, quería responder, pero mi boca no lo hacía, simplemente estaba perdida entre esas voces diciéndome que vuelva a hacerlo.

Lo último que recuerdo es como fui recostada en los asientos traseros de un auto, el movimiento tan rápido que se sentía debido a la velocidad en la que conducía, y la forma tan desesperada en la que gritaba mi nombre, que no lo dejara, que me mantuviera despierta luchando.

Comencé a cerrar los ojos, tratando de calmar las palabras en mi cabeza, tratando de mantenerme fuerte.

—No te duermas Keila, por favor. —Suplicaba mientras tomaba mi mano apretándola.

Solamente escuchaba como me prometía cosas, que todo estaría bien, que no me dejaría sola de nuevo, que no dejaría que nada me pase.

Pero las promesas se las lleva el viento, nada de lo que dice es real, él hizo todo lo que me está prometiendo no hacer, me dejó sola cuando más necesitaba de él, cuando me estaba cayendo a pedazos y de todos modos, me traicionó sin importarle absolutamente nada.

Nuestra pequeña mentira [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora