Nuestra pequeña mentira [+18]

Capítulo dos

♫I feel the lavender haze creeping up on me
Surreal, I'm damned if I do give a damn what people say♫

•Lavender Haze - Taylor Swift•

(PRESENTE)

Jared

Es totalmente sorprendente lo que cualquier persona haría con tal de joderte y verte hundido o infeliz.

Hace dos días recibí una amenaza en mi correo electrónico, afortunadamente no era de muerte.

No estamos para bromitas.

Lo siento, trato de alivianar esta terrible situación.

El punto es que me enviaron un estúpido mensaje acompañado de unas fotografías algo comprometedoras... por decirlo de algún modo.

Y no, no se trata de mi pack, por si era lo que estaban pensando.

Cállate ya, estúpido.

Las imágenes no tienen una muy buena calidad por el ángulo en el que fueron tomadas, pero se distingue perfecto quien es el hombre que aparece ahí, y desgraciadamente si soy yo. Y la mujer que aparece junto a mi gracias al cielo y a todos los jodidos santos que puedan existir, ni siquiera se le aprecia la cara en ninguna foto.

—¡Fue lo primero que te dije Jared! —gritó mi padre alterado mientras caminaba de un lado a otro por su oficina— ¡Esa mujer estaba prohibida y como siempre hiciste lo que quisiste!

—¡Solo fue esa vez! —me levanté del pequeño sofá para mirar a mi papá— ¡No tengo idea de quien carajo nos vio allí, me aseguré de que nadie lo supiera!

—¡No tuviste que haberla visto ni siquiera una vez! —me tomó de los hombros— ¡No tenías que verte con ella para nada que no fuera laboral! —suspiró harto— Y todo lo laboral se habla y se arregla con Tomás, no con su mujer.

—¡Pues al carajo! —me safe del agarre de mi padre— Me tiene sin cuidado lo que diga la gente, después de lo que sucedió con Judith siempre he sido el malo de la historia y a estas alturas ya no me interesa.

—¡Y por lo mismo que ocurrió quiero que dejes de hacer tanta tontería! ¡Nous devons nettoyer votre foutue image! (Necesitamos limpiar tu maldita imagen)

Mi mejor amigo entró a la oficina interrumpiendo la pequeña discusión que tenía con mi padre.

—¿No te enseñaron a tocar la puerta, Dante?

—Los siento, señor Colin, pero es una urgencia —sacó su teléfono del bolsillo mostrándonos una publicación— Ya cumplieron con la amenaza, acaban de publicar las fotografías.

Era de esperarse.

—Una de las páginas que lo publicó es en la que trabajabas antes —informó mi mejor amigo, mirándome— ¿Qué era lo que decía el mensaje que enviaron?

—Que filtrarían las imágenes si yo no regresaba a esa estúpida agencia.

Mi padre se alejó con su teléfono en mano, llamando a alguien.