"𝚎𝚢𝚎𝚜 𝚋𝚛𝚒𝚐𝚑𝚝 𝚕𝚒𝚔𝚎 𝚜𝚎𝚊"
Aurora Williams, hija de Atenea, conoce al nuevo semi-dios: Percy Jackson, que desde un principio no se llevaron bien.
Pero el caos se desata en cuanto este es reclamado por el dios Poseidón, en un momento ext...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Acercaos, chicos. ¿Sabéis jugar a los dados? —les indicó y ellos obedecieron.
—No hemos venido aquí por eso. —declaró Aurora tajante. Sabía que debía mostrarse más respetuosa ante un dios, pero era imposible para ella. Y no sólo para ella, si no también para Percy.
Al fin y al cabo ambos eran muy tercos.
—Ah, ya sé. ¿Queréis que os ayude a colaros en el inframundo? —adivinó.
—Toma ya. —murmuró el rubio— Se te da bien adivinar.
—Existo más allá del espacio y el tiempo, hijo. ¿Por qué crees que me he encargado en repartir el correo? —miró a Percy mientras jugueteaba con una pieza de dominó. —No sois los primeros semi-dioses que me lo piden, y hacedme caso, no seréis los primeros que se van decepcionados. —dijo, saliendo de la multitud para acercarse a nosotros. O eso parecía, pero iba a colocar la pieza.
Aurora se estaba quedando tanto sin ideas como sin paciencia.
—Somos amigos de Luke. Ella es su mejor amiga. —señaló Percy a la rubia, que estaba extrañada por tan repentino comentario. No pensó que funcionaría, pero el dios los arrastró a un sitio libre, más privado y sin tanta gente a su alrededor.
—Sentaos. —dijo, señalando las 2 sillas en frente de él. —Te recuerdo la última vez que vi a Luke. Estabas allí con él, antes de que me viese.
El dios fijó sus ojos en la hija de Atenea, quién asintió, afligida por el cambio repentino de la conversación.
—Sí, os ví discutir. Oí lo que dijo. Que te odiaba porque todo lo que le había pasado a su madre, que era culpa tuya. —hizo una pausa, sabía que su manipulación parecía dar frutos—Ayudanos a llegar al inframundo, recuperar el rayo. Y así verá que tienes interés.
Hubo un silencio.
—Luke es la mejor persona que conozco en mi vida. No se merece todo aquello por lo que ha pasado y, creo que tú podrías ayudarnos tanto a nosotros como a él. —dijo esta vez, las palabras saliendo de su corazón, que hicieron aún más efecto.
—¿Aurora, cierto? —pregunta y asiente—Hay un camino secreto al inframundo. Ya he ayudado a otros a buscarlo. ¿Y sabéis lo que pasa siempre? No os conviene pedirme ayuda.
—No tenemos otra alternativa. —intervino Percy.
El dios suspiró.
—Me advirtieron de que no me acercase a Luke y a su madre. Que por mucho que intentara ayudar, empeoraría las cosas. —dedicó una mirada a Aurora— Y aún así me empeñé. No sólo fue horrible para Luke, también para todos. ¿Sabéis que es lo que se siente estar cerca de un ser querido, cuando ninguno de los dos tiene más remedio que seguir odiando al otro? —se había acercado peligrosamente a Percy desde la mesa, y con solo agarrale la mano, el nombrado sintió un escalofrío al mismo tiempo que una imagen se proyectaba en su cabeza. —Tú si. ¿Te lo recuerdo a ti también?