El sol comenzaba a brillar, alzandose majestuoso a través de las montañas y alumbrando el bosque de pino, el agua caía por las acículas convirtiéndose en rocío el cual caía hasta llegar a el suelo humedeciendolo.
En una vieja cabaña, una puerta de abría descubriendo a un hombre de piel clara, ropa algo vieja y una barba blanca, este miraba el bosque con una sonrisa, detrás de este se escuchó una voz juvenil masculina.
-bahh, eh, buenos días tío Ben - la voz pertenecía a un chico de cabello castaño y piel clara, cuerpo delgado pero definido, este recién se levantaba.
-hola peter, buenos días - el hombre saludó a él muchacho el cual veía como si fuera su propio hijo.