Alrededor de las tres, Sergio se despertó. Su cuello estaba adolorido, y en la posición en la que estaba, era obvio. Max dormía sobre sus piernas. Su semblante estaba sereno, hecho por el cual Sergio estaba agradecido. No sabía todo el daño que Jos había causado, pero las secuelas estaban allí. Era cierto que aún no conocía a Max lo suficiente para hacer juicios, pero el hombre y su familia estaban metiéndose en su corazón. La mejilla de Max ya no presentaba enrojecimiento, pero su labio seguía hinchado.
—Max. Tienes que ir a tu cama.
Sergio movió el hombro de Max con suavidad, pero el rubio ni siquiera se movió. Haciendo los movimientos con un poco de más fuerza, Sergio logró que los ojos azules revolotearan y se abrieran.
—Solo cinco minutos más.
La risa de Checo se escuchó después de la voz de Max. Él era un dormilón, pero Sergio no quería que al siguiente día, se levantara adolorido.
—Vamos, Max. Es hora de que vayas a tu habitación.
—Cinco minutos más— Max repitió.
—Ya te dí cinco minutos.
En contra de su voluntad, Max fue llevado a su cama. Sergio le quitó la ropa, y le puso el pijama, que en realidad constaba de una camiseta vieja y unos shorts. Sergio colocó la ropa en el canasto. Era una pena que el día transcurriera de la forma en que lo hizo, pero ya pensaría en algo para crear momentos mejores con Max y los niños, antes de que él partiera de nuevo.
—Buenas noches, Max— Sergio besó la frente de Max y estaba a punto de irse cuando Max habló.
—Quédate, por favor— Max le pidió, con un tono que demostraba que por esa noche, Max lo necesitaba más que a nadie.
Con el corazón en la mano, Sergio aceptó. Solía dormir con una playera de tirantes y en boxers, pero con Max, tendría que acostarse así, con los pantalones de mezclilla y la camisa negra.
—Puedes tomar algo de mi ropa, para que puedas dormir cómodo.
Max no quería quedarse solo, porque solo le tomaría a Sergio dos minutos tomar una playera y un par de shorts de su habitación. Del closet, Sergio sacó una playera con el nombre de Max impreso y una bermuda de playa. Se cambió en el baño. Al salir, los ojos de Max estaban puestos sobre su figura. Siendo Max de una altura mayor al igual que masa muscular, la playera le quedaba grande y sus clavículas eran visibles. Sergio se sintió expuesto. Ya en la cama, Sergio se acostó, dejando espacio entre Max y él. Pero, Max se acercó, poniendo su brazo sobre el abdomen de Sergio y su cabeza sobre su hombro, y él se quedó dormido en cuestión de segundos.
Cuando firmó ese contrato, no esperó encontrarse así, en la cama de su jefe. Pero, lo inesperado casi siempre era lo más bello.
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Sentir el cuerpo a su lado, despertó todos sus sentidos. Pero, era Sergio. Lo ocurrido el día anterior llegó a su mente. No sentía dolor en su mejilla, pero su labio era un tema diferente. Era extraño tener a alguien en su cama, ya que, antes del divorcio, su ex ya dormía en otra habitación. El sedoso cabello le hacía cosquillas en el pecho. Teniendo a Sergio, así, durmiendo, le permitió observarlo de cerca. Las pecas que ya reconocía seguían intactas, las cejas pobladas que parecían tener sus propias expresiones, los labios delgados que en ese preciso momento se veían apetecibles y... Sergio despertó. Los preciosos ojos marrones con destellos diminutos de verde, lo miraron directamente.
—Buenos días, Max.
Hasta ese momento, Max se percató de que sus piernas estaban entrelazadas con las suyas. Había olvidado que al dormir, se convertía en un pulpo.
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A Traditional Wife
FanfictionChestappen AU -¿Sabes cocinar?- Max le preguntó al extraño cuando logró safarse de la multitud que lo rodeaba. -Eh, si, claro- Sergio respondió. -¿Sabes hacer las labores del hogar? Sergio unió las cejas. Había vivido solo desde los dieciocho, por...