Capítulo 4: Su cuerpo

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*qué hongo? ya llegó por quien lloraban, nah mentira. Disfruten c:

Bajo las luces neones, los pensamientos de cierto piloto no se apartaban del hombre que cuidaba a sus hijos, de aquel al que su cerebro llamaba cariñosamente 'esposa'.

—¿Crees que sería inapropiado si le digo a Checo que solo se vista con un delantal para limpiar cuando los niños no estén?

Dani lo miró cómo si le hubiera salido una cabeza extra, luego de haber escupido el trago y de haber tosido por unos minutos, Max ni siquiera se había molestado en darle unas palmadas. El alcohol deshinibía a un Max que usualmente era desinhibido.

—Max, aunque sea interesante, no quiero saber sobre tus fantasías y fetiches.

—Está bien, tampoco quiero que sepas. Pero, respóndeme. ¿Sería inapropiado?

—Supongo que depende de la relación que tengan y de la manera en que se lo pidas, pero sí, es inapropiado.

Max asintió, y se inundó nuevamente en sus pensamientos. Estaba allí más por obligación, ya que Checo le dijo que tenía que pasar tiempo con sus amigos sin tener que estar en el trabajo.

—¿Puedo ver a Checo? Quiero decirle que te ha matado un par de neuronas.

—No. Ya es suficiente. Me voy.

Durante un largo rato, Dani trató de convencer a Max, pero él se negó. Después de otras bebidas, y de que Max se negara a bailar con algunas chicas, se despidieron.

◃───────────▹

Kimi amaba a su papá, aunque para Max no pareciera así. Lo había hecho aunque Max faltara a los eventos escolares, a algunas de sus fiestas, y en su vida en general. Su papá viajaba demasiado, y Kimi solo quería tener a su papá cerca, quería tener un papá normal como los otros niños, uno que siempre estaba allí, uno con un trabajo normal.

En un inicio, adoraba las llamadas con su papá, pero después de un tiempo, a Kimi dejó de interesarle, y una gran brecha se abrió entre ellos. Además, vinieron los mellizos y luego Yuki, entonces Max ahora debía de repartir su poco tiempo entre cuatro, sin contar a su mamá, quien debió de estar presente pues ella sí tuvo la oportunidad de ser constante en su vida y decidió no serlo.

Las niñeras cambiaban cada dos o tres días, porque cuidar de un par de mellizos y un niño de nueve, era demasiado, no importaba la cantidad escrita en el cheque que recibían. Los mellizos solo eran ruidosos porque su mamá se había negado a amamantarlos, y siendo dos, necesitaban todos los nutrientes posibles, además de que ya iban doce marcas de fórmula que no toleraban. Y claro, las peleas entre sus padres eran más constantes que antes, aunque ellos pensaban que él no los escuchaba.

—Hey, Kimi. ¿Quieres jugar con papá?

Un Kimi de diez años observó a su papá. El cabello desaliñado y las ojeras bajo los ojos azules eran clara muestra del poco descanso que había tenido desde que los mellizos llegaron a casa del hospital.

—No, jugaré con Ollie— Kimi respondió. Su papá necesitaba todo el tiempo de descanso que pudiera obtener.

—Oh. Antes no te negabas.

—Me gusta jugar con Ollie.

—Muy bien. Vuelve a casa pronto. Intentaré hacer tortellini, tu plato favorito.

—No importa, papá. Cenaré con Ollie, él también sabe hacer tortellini.

Antes de irse, Kimi pasó a la habitación de los mellizos. Eran tan pequeños. Kimi acarició las mejillas de Liam, y él sonrió en sueños, mientras que Paul arrugó su frente.

A Traditional WifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora