|capitulo 1 : la luz de mi salvación

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¿En un mundo como este existe una oportunidad para todos?.

Era un pensamiento que frecuentaba, hasta los bordes de su conciencia sin ninguna respuesta hasta ahora.
El dolor no tardó en hacerse presente en su débil y diminuto cuerpo demacrado después de otro largo de día de trabajo.

__Pequeña esclava ven aquí __escucho ser llamada por la hija del vizconde lotessu.

Lebetii...

Su presencia dónde los esclavos no significaba una buena señal en especial para ella. Tengo miedo, fue lo que su cuerpo respondía eventualmente en cada oportunidad que esa voz era captada por sus oídos. De rodillas frente a Lebetii, rashta esperaba una orden, podía sentir la mirada de repudio sobre ella.

__Quiero que traigas agua del bosque lejano.

Su estómago la estaba carcomiendo por dentro desde sus labores anteriores, por mucho que se esforzará por terminar, para poder llevar un pan duro y seco al paladar, como consuelo a su hambre. Era como si su cuerpo le recordara los límites de su edad presente.

Rashta que acataba órdenes sin responder.
Esta vez no pudo resistir, el estado de su cuerpo se encontraba muy deplorable.

Calculando la distancia más el peso por el tamaño de esos valdes que tendrá por cargar, era muy evidente el tiempo que le tomaría estar de vuelta. Lo que la impulso hablar con un ardor en la boca.

__ Rashta tiene hambre, después del almuerzo, Rashta lo hará por favor...

No tardó mucho para obtener la reacción de Lebetii. Al instante sentio un golpe fuerte contra su cabeza, resultando ser los baldes que cayeron al suelo produciendo un estruendo.

Todo los esclavos voltearon su atención hacia aquella escena, algunos tal ves

¿Asustados? o con la expresión habitual que se tornaba siempre que sucedia algo así.

__ por favor señorita Lebetii es aún muy pequeña y se encuentra algo enferma....
tenga piedad...

Se escucho intervenir la voz de una mujer un tanto de edad adulta, su voz era casi como un susurro, con la cabeza agachada sus manos se encontraban apoyados sobre su falda con ligeros temblores.

Entendía su temor el solo hecho de intervenir significa que podría meterse en graves problemas.
Era Lebetii con quién estaba tratando.

__ ¡No son más que unos simple esclavos, que me sirven como los demás esclavos la comida que comen, el agua que beben y la ropa que usan, no lo olviden nunca mi voz es la absoluta autoridad.

La voz enojada de Lebetii fue lo único que se escuchó después. Todos bajaron su cabeza de inmediato, se cruzaban de brazos como buscando protección entre ellas.

Podría jurar que era como tener a

"La hija de un demonio"

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Por mucho que no fuera agradable estar haciendo lo encomendado de lady Lebetii, el chirrido de las aves, el viento que movía las hojas y la vegetación de la tierra sobre sus pies descalzos. Producían un ambiente bastante acogedor quien era una ayuda para despejar su condición.

No muy lejos su atención fue atraída por las risas de unos infantes, el terreno no parecía ser muy frecuentado por las personas por el cual era bastante raro escuchar algo más halla de los sonidos de los serés vivos de la naturaleza.

Con curiosidad sus pies avanzaron hacia aquellas risas, sin previo aviso al asomarse después de cruzar algunos arbustos pudo deslumbrar la silueta de dos infantes parecían de ser casi de la misma edad. Se acercó más con cautela apoyándose detrás de un árbol.

Dónde pudo observar sus aspectos un niño bien vestido de brillante cabellos oscuro muy bien cuidado quien corría con algo en la mano detrás le seguía una niña bastante hermosa su cabello dorado como los rayos del sol que se movían de un lado a otro de rostro bastante bonito, esos ojos verdes de repente voltearon hacia el árbol notando su presencia, inmediato rashta trato de ocultarse en el árbol, después de un minuto de silencio volvió a mirar encontrándose de cerca con el rostro de aquel niño, la sorpresa fue tanta que terminó cayendo al suelo sobre su trasero.

__Rastha lamenta aver molestado mirando a escondidas._ Hablo con la voz asustada evitando levantar su rostro.

Contrario a lo que esperaba una mano se extendío a sus ojos ofreciéndole ayuda. Levanto la mirada encontrando una cara sonriente esperando que tomara su mano, rashta lo acepto algo nerviosa siendo recompuesta a su posición inicial.

Detrás se escuchó una voz femenina.

_ ¡Sovieshu!

El chico volteo a mirar a su acompañante con una expresión divertida por un momento, para luego volver a su expresión natural alegre tomando la mano de la niña.

__Ella es Navier la persona más especial para mí en todo el palacio.

Navier lo miro con leve sorpresa pero de inmediato este se torno en una sonrisa.

_ Este niño incontrolable es Sovieshu el principe heredero nuestro futuro emperador.

Sovieshu la miro con reproche, Navier se limitaba a tratar de regular su risa, por la expresión que estaba poniendo su compañero.

Los ojos de Rashta se abrieron un poco al ser conciente que tenía frente a ella al futuro gobernador del imperio era la primera vez que veía aún principe real.

__¡Hola yo soy Rashta!__. Hablo con un tono no muy seguro mirando a ambos.

Sovieshu la miro fijándose en el estado de su vestimenta y de como se mostraba su rostro con múltiples cortes y completamente sucia, hasta ahora no se havia topado con algo similar.

Sin hacer comentarios abrió lo que llevaba en manos dejando a la vista algunas galletas sobre el pañuelo.

__ Toma esto Rashta son muy deliciosos los havia tomado para Navier pero tú las necesitas más.

__ ¡Sovieshu no puedes hacer eso!__. Navier se notaba preocupada.

El rostro de Rashta se ilumino su estómago se encontraba vacío, pero esa no era la razón de su alegría, era la primera vez que alguien era amable con ella sin criticarla o gritarle.

Frente a ella tenía a dos desconocidos que la trataban sin ningún desprecio por su estatus contrario a todas las personas que se habían topado hasta ahora.

¿Acaso los príncipes eran así de generoso tal vez?

Movió sus manos hacia su falda como intentando limpiarse, para tomar con cuidado el pañuelo con la galletas.

__ Ah Rashta quiere compartirlo__. Miro a ambos esperando su respuesta.

__ No es neces...__
Antes que pudiera terminar de hablar Navier tomo unas tres galletas. __ No es nada educado rechazar algo Sovieshu. Además no siempre podemos hacerlo.


El lirio Azul que nació en un campo seco y sin esperanza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora