Capitulo 5: Carol Mirabal

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Advertencia: Este capítulo puede contener insinuaciones de maltrato. Si eres una persona sensible ante estos temas, te invito a que saltes esta parte y continúes leyendo a partir de donde dice "La actualidad". Ahora sí, prosigamos.

El fuego se esparcía por toda la base, y las llamas iluminaban el caos que nos rodeaba. El calor era sofocante, y el humo hacía difícil ver y respirar. Con Rachel en mis brazos, llorando desesperadamente, trataba de mantener la calma y buscar una salida segura.

—¡Yuggo! —grité con todas mis fuerzas, esperando que pudiera escucharme a través del estruendo.

A través del humo, vi su figura robusta abrirse paso entre las llamas y los escombros. Corrí hacia él, cuidando de no tropezar ni dejar caer a Rachel. Cuando finalmente llegué a su lado, él me tomó del brazo para ayudarme a avanzar.

—¿Carol, estás bien? —preguntó con urgencia, sus ojos mostrando preocupación genuina.

Asentí rápidamente, aunque sentía el miedo y la adrenalina recorriendo mi cuerpo.

—Sí, estamos bien —respondí, mientras le mostraba a Rachel—. Pero ella... está asustada.

Yuggo miró a la pequeña Rachel, su rostro endurecido por la batalla suavizándose por un momento.

—Ella estará bien. Lo prometimos —dijo con determinación, tocando suavemente la cabeza de Rachel para calmarla.

Unos soldados se acercaron a ayudarnos, cubriéndonos mientras nos dirigíamos hacia la salida. Miré a Yuggo con desesperación.

—¿Y Ray? —pregunté, temiendo la respuesta.

Yuggo me dio una mirada firme, tratando de tranquilizarme.

—Está a salvo. Lo mantuve fuera de esto.

Sentí una ola de alivio, aunque el miedo seguía latente. Sabía que debíamos seguir moviéndonos.

—Vamos, Carol. Tenemos que salir de aquí —dijo Yuggo, su tono firme pero comprensivo.

Seguimos avanzando, esquivando los escombros y tratando de mantenernos a salvo. Rachel seguía llorando, pero su llanto disminuyó un poco al sentir la seguridad de Yuggo y mía.

Cuando Yuggo y yo dejamos la base con Rachel en brazos, experimenté un sentimiento indescriptible. El fuego se esparcía a nuestro alrededor mientras tratábamos de huir junto a otros soldados. Pensamos que el gobierno caería de una vez por todas, que todo se acabaría. Victor nos hizo prometer que cuidaríamos de Rachel, ya que no podía asegurar que regresaría con vida. Tristemente, así fue. Dos semanas después, se reportó la desaparición de Victor y varios de sus aliados en la rebelión. Fue un momento desgarrador para nosotros. Perdimos a Vanessa durante el parto de Rachel y a Victor una semana después de enterarnos. Yuggo tuvo que irse, y decidimos separarnos para evitar ser encontrados por los partidarios del régimen de Enzo. Rachel tuvo que crecer en mi entorno, un lugar que estaba lejos de ser ideal.

Corte en escena.

-¡Eres una imbécil! - gritó mi entonces marido.

Los gritos de Rachel, cuando era bebé, resonaban en toda la casa mientras yo intentaba proteger a Alisce y a Rachel de la situación.

-¡Maldita sea, Carol! ¿No hay una sola cosa que puedan hacer bien?

-¡Aléjate! ¡No te acerques!

-¿Con quién mierda piensas que hablas, perra?

Ese día fue solo uno de muchos, pero nunca lo hablé... Nunca se lo conté a nadie. Tres meses después del nacimiento de Rachel, mi esposo no regresó. No volvió. Lo busqué, pero no porque me importara, sino porque su ausencia me parecía extraña. Un tiempo después encontré su cuerpo sin vida en un callejón, atado con cadenas y marcado con heridas de navaja por todo el cuerpo. Inicialmente supuse que lo habían secuestrado y asesinado agentes del gobierno, pero luego lo dudé. Si hubiera sido así, también nos habrían encontrado a nosotras. Durante mucho tiempo me pregunté quién podría haberlo hecho, pero eventualmente, el tema pasó al olvido.

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⏰ Última actualización: Aug 06 ⏰

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