La varita naranja

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Naruto X Harry Potter: Los Misterios del anillo de plata

Prólogo: La Varita Naranja

Uno de los últimos días de Agosto, y también, los últimos momentos de sol para una pequeña localidad londinense, a las afueras de la gran ciudad.

El 10 de esta localidad era un orfanato, 'Sunshine' era lo que en su fachada se plasmaba.

Aunque debemos de prestar más atención al niño sobre el techo azulado del segundo piso. Mirando el atardecer que reflejaba sus colores favoritos.

Naranja, amarillo y negro.

Aquel niño era llamado Naruto Uzumaki, un muchacho algo extraño y remarcable como su propio nombre en tal región del mundo.

Aunque su apariencia por el contrario no desentonaba casi en absoluto, su piel era blanca, cabellos rubios y ojos cerúleos. Rasgos típicos en aquella parte del mundo, a parte de claro sus 3 bigotes sobre cada una de sus mejillas, con un cuerpo más bajo que el promedio para su edad pero más fuerte que el promedio.

Al niño parecía rodearlo un aura de extrañeza, tal vez por aquello no había sido adoptado, ni lo sería.

A veces desaparecía, inexplicablemente cosas parecían aparecer o levitar a su alrededor, incluso parecía poder comunicarse con los animales o cambiar pequeños detalles de su apariencia en la ventana de tiempo de un pestañeo, entrañable como mínimo.

En estos momentos el pequeño Uzumaki se encontraba pensativo, pero emocionado, muy emocionado.

La emoción incluso le hacía de pensar en su broma de despedida, mientras sostenía una extraña carta amarilla con escritos en un brillante color verde.

¿Porqué este niño se encontraba tan emocionado, por su proposito o quizás por lo que le vendría dicho?

La verdad es que Naruto ciertamente estaba emocionado por todo aquello, aquel que le llevo a dicho orfanato fue quien escribió dicha carta. El motivo, su ingresó al colegio Hogwarts de magia y hechiceria.

Acarició a su peculiar sapo naranja sobre su regazo, que había conseguido con el fruto de su sudor.

Como era cierto que había conseguido todo lo necesario para su ingreso a Hogwarts:

-una balanza
-tres capas
-un sombrero puntiagudo
-un telescopio
-guantes
-una capa
-Y claro los libros correspondientes

Pero aún le faltaba algo, esencial para cualquier estudiante de Hogwarts, lo último que aún no poseía, pero que conseguiría esta noche, una varita.

Es cierto que el no podría costearsela por si mismo, un dolor de cabeza sin dudas, pero, de alguna forma la propia Hogwarts pagaría por su varita, de según una carta escrita por el propio Dumbledore 'El propio Ollivander'.

Realmente no sabía quién era el sujeto, era un hijo de muggles después de todo, pero eso no importaba, ¡Tendría su varita!.

Pronto escuchó pasos a sus espaldas y un ligero clip cuando se ajustaron los lentes de un monóculo.

—¡Os!— Exclamó el muchacho de once años bien vividos.

—Muchacho— Pareció suspirar ante el ruido —No puedes gritarle tan fuerte a un anciano—

Era apropiado lo dicho por el señor, pues sus cabellos plateados y larga barba del mismo color, acompañados por sus cansados ojos plateados, dejaban en evidencia sus numerosos años, sin mencionar las arrugas, ¡Naruto nunca se atrevería a contarlas!, con un demasiadas le era suficiente.

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