Estaba en los camerinos de la nueva película de Enzo, mi novio. Venía de visita unas semanas junto con Malena, la novia de Matías. Ambas decidimos darles una sorpresa después de tanto tiempo lejos de casa.No era la primera vez que lo venía a visitar, así que ya estaba familiarizada con los chicos, por lo que ahora me encontraba en una plática animada mientras Enzo tenía que grabar algunas escenas.
—No es posible que no te guste el mate, ¿de qué hablas? —Andy me echó en cara, y yo solo me encogí de hombros, sonriendo.
—Tenía la esperanza de probarlo sabiendo que mi novio es uruguayo, pero a Enzo tampoco le gusta.
Andy, Juani y Fran me miraban como si hubiera dicho el pecado más grande del mundo. Malena estaba leyendo un libro y nos acompañaba la novia de Agus Pardella.
—Tengo amigos tan raros —Fran se dejó caer a un lado, y yo me reí mientras me tapaba con la frazada que me ayudaba a no morir congelada.
—Dale, del tiempo que has vivido en Uruguay, a vos se te han pegado algunos modismos.
—Cuando vuelvo a mi país me miran como un bicho raro —me encogí de hombros—. Ya estoy acostumbrada.
Continuamos charlando un buen rato hasta que se empezaron a escuchar ruidos y mucho movimiento en el lugar.
—¿Qué ocurre? —Me recargué sobre mis codos, levantándome del sofá lentamente.
—¡Enzo, tenemos que revisar antes de que…!
Enzo entró a la habitación completamente rojo, estaba agitado y con el pelo mojado. La ropa la tenía llena de lo que supongo era nieve, y le castañeaban los dientes.
—¡¿Enzo?!
Se dejó caer encima de mí completamente aturdido, y en ese momento Matías y Pardella llegaron en el mismo estado que Enzo. Me abracé a él, tomándolo de las mejillas para inspeccionar su rostro. Se quejaba mucho y aún le salía humo frío por la boca.
—¿Pero qué ocurrió?
Todos los demás chicos y yo no entendíamos nada hasta que entró Bayona al lugar.
—Los tambos de nieve se desoldaron y cayeron sobre ellos. Tenían puestos los arneses, lo que era más peso, y no podían salir.
Un equipo médico ingresó al lugar; ahora estábamos repletos de personas.
—Necesitamos abrigarlos antes de que alguno entre en un estado de hipotermia.
—T-Tengo… f-frío… —Fue lo único que alcanzó a decir Enzo antes de seguir respirando con fuerza y temblar en mi cuello.
Lo único que pude hacer fue abrazarlo contra mi cuerpo mientras lo envolvía en la manta de mi regazo, pero al parecer eso no era suficiente, ya que me comenzaron a envolver con aún más frazadas.
Uno de los asistentes médicos se acercó a nosotros. Si le tocaba la cara, mis manos se congelaban inmediatamente.
—Necesitamos mantener su respiración, está muy agitado.
Le tomé la mano y la coloqué sobre mi pecho.
—Enzo, vamos, ya lo escuchaste. Necesito que respires conmigo.
No abrió los ojos, solo inspiraba más aire.
—Abrí los ojos, dale, vamos, mírame.
Sus ojos se abrieron como platos.
—Venga, tranquilo, estás aquí conmigo.
Mis ojos empezaron a picarme, pero necesitaba que me viera tranquila para que respirara con normalidad. Apreté su mano sobre mi pecho y tomé una bocanada de aire.
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One Shots---Enzo Vogrincic
Teen FictionPequeñas historias del Actor Uruguayo Enzo Bienvenidos 🪶💖🎭 1.No busco ofender a nadie 2.Todos los derechos reservados