Dos semanas después de haber asistido a la reunión de exalumnos de la preparatoria y haberse reconciliado con su –de nuevo novia– Riley, Meilin Lee se encontraba de pie frente a su espejo, arreglando su cabello por centésima vez y ajustándose su falda de color negro.
La noche de la reunión, ambas fueron hasta el departamento de la rubia y pasaron la noche juntas en un ambiente íntimo para ambas.
A la mañana siguiente, después de desayunar juntas, Lee estaba a punto de regresar a su casa cuando su novia, con su habitual encanto y dulzura, le había dado un par de entradas VIP para su próximo partido, insistiendo en que la acompañara.
—¿Te gustaría venir a mi próximo juego? Tengo entradas VIP —ofreció Andersen recargada en el marco de la puerta.
—Me encantaría, pero... no quiero ser una distracción para ti, Ri —dijo Lee frunciendo los labios.
—Para nada —se apresuró la rubia, tomando la mano de su novia—. Tenerte ahí no sería una distracción, al contrario, sería un impulso. Saber que estás en las gradas, apoyándome justo como antes, me haría jugar mejor —dijo, acariciando la mano de la pelirroja.
Esta sonrió, dejando un suave beso en los labios de la jugadora.
—Entonces estaré ahí —respondió Mei, alejándose con una sonrisa.
Con lo cual, regresamos a la actualidad, con Mei acomodando su ropa una vez más. La idea inicial era asistir con una de sus amigas de confianza. Sin embargo, sus viejas amigas estaban ocupadas con compromisos previos, y aunque Miriam, una de sus mejores amigas de Toronto, había aceptado emocionada en un principio al ser gran fanática del hockey, terminó cancelando dos días antes debido a una emergencia familiar.
Así que ahora, Mei se encontraba sola con sus pensamientos y emociones, lidiando con ser nuevamente la novia de Riley, sintiéndose aún más nerviosa por el hecho de que la rubia ahora era una jugadora prometedora que tenía las cámaras puestas sobre ella (Lee era consciente de ello debido a la cantidad de veces que la había visto enfocada en los juegos o en algunas noticias).
Con un último arreglo a su peinado, Mei tomó su chaqueta con el logo del equipo de su novia junto con las llaves de su auto, saliendo así de su casa con rumbo al estadio.
[....]
Aunque la pelirroja tenía música de camino al estadio para relajarse, esta no pudo evitar mantenerse pensativa cada tanto. Mei recordaba la primera vez que vio a Riley jugar, lo segura y atractiva que se veía en el hielo, lo bien que jugaba y cómo siempre lograba destacar de alguna manera.
Aquellos días parecían tan lejanos ahora, aunque solo habían pasado unas semanas desde que se reconciliaron.
Al llegar al estadio, el bullicio y la energía del lugar la envolvieron. Lee se abrió paso entre la multitud, agradecida por la entrada VIP que le evitó muchos conflictos a la hora de pasar. Fue conducida a su asiento, ubicado en una zona privilegiada y tranquila donde tenía una vista perfecta del hielo. La multitud ya comenzaba a llenarse de energía, y los colores y sonidos del estadio creaban un ambiente electrizante.
Mei se sentó y respiró hondo, tratando de calmar sus nervios. Observó a su alrededor, viendo a familias, parejas y grupos de amigos, todos reunidos para apoyar al equipo local.
El estadio se llenó de aplausos cuando las luces se atenuaron y el sonido de los zapatos chirriando sobre la pista resonó a su alrededor, hasta que el equipo de Riley hizo su entrada triunfal. Mei buscó a la rubia con la mirada y, cuando finalmente la encontró, su corazón dio un vuelco. Andersen se veía increíblemente atractiva, con su uniforme de hockey brillando bajo las luces del estadio.
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So high school
Random"You know how to ball, I know Aristotle" ¿Una reunión de ex alumnos es suficiente para revivir lo que fue un intenso romance adolescente? Desde que se distanciaron después de su graduación de la preparatoria, Riley Andersen y Meilin Lee habían mante...