Capítulo 5: Alianzas nocturnas

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Alessandro Visconti

Alessandro Visconti

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Luca

El sonido del reloj en la pared marcaba el paso del tiempo mientras revisaba informes en mi escritorio. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando los documentos que detallaban el próximo envío de armas. Sabía que esta reunión con los serbios era crucial; cualquier error podría ser desastroso. Y, por si fuera poco, solo faltan dos semanas para la boda.

Amelia. Convertirse en mi esposa no solo era cuestión personal; era una jugada esencial en el juego de poder en el que participábamos. Sin ella, las alianzas que tanto necesitábamos podrían tambalearse. La ansiedad se acumulaba en mi pecho mientras pensaba en todo lo que estaba en riesgo.

El sonido de pasos en el pasillo me sacó de mis pensamientos. Alessandro, mi primo y sottocapo, entró a la oficina. Sus ojos brillaban con una determinación que siempre había apreciado.

—¿Listo para la reunión? —preguntó, tomando asiento frente a mí.

—Más que listo —respondí, aunque sabía que mi mente estaba en mil lugares a la vez—. Este acuerdo es vital, no podemos permitirnos ningún error.

Alessandro asintió. —Los serbios saben que somos su mejor opción. Y nosotros necesitamos venderles estas armas para asegurar nuestra posición.

Levanté la mirada y lo observé detenidamente. Él siempre había sido un aliado leal, alguien en quien podía confiar. En momentos como este, esa lealtad era más importante que nunca.

—Sé que todo saldrá bien. Pero recuerda, no hay margen para errores.

La tensión en la sala era palpable, pero ambos sabíamos que teníamos que trabajar juntos. Nos levantamos simultáneamente, ajustándonos las chaquetas de nuestros trajes.

—Vamos, el jefe serbio no esperará eternamente —dije, tomando la delantera mientras salíamos de la oficina, escoltados por un grupo de guardaespaldas. Subimos a la camioneta y comenzamos el viaje de dos horas hacia nuestro destino. El trayecto fue largo y silencioso, cada uno perdido en sus propios pensamientos.

El sol se había puesto cuando finalmente llegamos a las afueras de la ciudad. Pasamos por calles desiertas hasta que dejamos atrás las luces y el ruido urbano. El chófer continuó manejando por unos minutos más, adentrándonos en un área remota y oscura. Eventualmente, nos detuvimos frente a un galpón en medio de la nada.

Alrededor del galpón se podían ver varios depósitos y cuatro camionetas estacionadas. Los serbios ya estaban allí, esperándonos. Este territorio me pertenecía, una medida de seguridad para garantizar que el encuentro se desarrollara bajo mis términos.

Había serbios vigilando los alrededores, al igual que mis hombres. Alessandro y yo entramos al galpón escoltados por Matteo, mi consigliere y mejor soldado. Los tratados con los serbios siempre se hacían de la misma manera: de noche, en medio de la nada, con nuestros hombres vigilando alrededor. En la reunión solo estábamos los dos líderes, el consigliere de mi familia, el consejero de Marko, el jefe de la organización serbia, y un soldado de cada lado.

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⏰ Última actualización: Jul 31 ⏰

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