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Mi vista termina clavada en la esquina de la mesa. La oficina del director, la cual nunca he tenido la necesidad de visitar, se siente como un mundo alterno. Esta vez mi madre definitivamente no se creerá estoy intentando retomar el futbol, especialmente porque seguro regresaré a casa con una boleta que será necesario me firme. Y una vez más tengo ganas de llorar.

-Muy bien –dice el director, tras sentarse en su silla, y mirarme desde el otro lado de su escritorio-. ¿Podrías explicarme qué fue lo que ocurrió?

Por un momento no puedo decir nada. Y es que, ¿por dónde empiezo? No tiene caso que mencione me golpearon a principios de mi primer año, porque eso fue hace dos años, y definitivamente no estoy muy seguro de querer explicar cómo Park Jihoon me daba de comer en la boca durante los almuerzos. Así que, tras pensarlo por un momento, finalmente empiezo:

-Aquel grupo de bravucones han estado molestándome desde hace varias semanas, porque dicen que soy gay.

-¿Y lo eres?

-¿Qué? ¡No! –me apuro a responder, y finalmente alzo la vista para clavar mis ojos en la cara del director-. Park Jihoon y yo apenas y somos compañeros de curso. De vez en cuando compartimos banca y platicamos durante los almuerzos. Supongo que aquellos bravucones empezaron a crearse historias en su cabeza, y llevan semanas hostigándome. He tenido la fortuna de que se deciden a golpearme cuando Park Jihoon está cerca, y él siendo amable, ha acudido a defenderme. Cosa que nadie más en todo el colegio parece haber pensado hacer, y se han limitado a mirar.

Para cuando finalizo, es cuando me doy cuenta de que tengo el entrecejo fruncido. ¿Estoy enojado? Y si la respuesta es sí, ¿por qué lo estoy? No tengo tiempo de analizar y responder mis propias preguntas, cuando el director se levanta de la silla, y tras abrir la puerta de su oficina, hace pasar a Park Jihoon.

-Hyunsuk me ha explicado –dice el director al tiempo que cierra la puerta y hace que Park Jihoon se siente en la silla que tengo a mi izquierda -. Que aquel grupo lleva ya semanas molestándolo. ¿Es cierto?

-Lo han llamado homosexual. Lo menos que podía hacer era defenderlo por un malentendido que ni siquiera es culpa suya.

-No ha sido la primera vez que Park Jihoon me ha defendido –digo prontamente, aunque no estoy seguro de porqué, pero ya no puedo parar-. Y tampoco es la primera vez que lo golpean en vez de a mí. Si no hubiera llegado...

-Bueno, entiendo perfectamente cuál es el problema –dice el director, aunque yo tengo mis dudas de que realmente entienda lo que está pasando-. Y pese a que me decepciona el verlos peleando en las instalaciones de la escuela, no puedo negar me llena de orgullo que salgas a defender a un compañero, a pesar de tener que enfrentarte tú solo a cuatro chicos, Park.

Park Jihoon se mueve velozmente en su silla, pero no dice nada, y el director continúa.

-Tendré que llamar a los padres de los demás chicos. Dos de ellos ya han tenido problemas de conducta anteriormente, por lo que tendrán que ser transferidos a otro colegio. Los otros dos, en cambio, tendrán simplemente una llamada de atención, igual que tú Park. Con esto dicho, si vuelvo a verlos involucrados en una nueva pelea, ustedes también tendrán que ser transferidos. Y les estoy hablando a ambos. ¿Entendido?

Esta vez es mi turno de moverme velozmente. Asiento por cortesía (al igual que Park Jihoon) al tiempo que sigo procesando las palabras del director. No iré a casa con una boleta de reporte esta tarde. Una llamada de atención si mucho quedará impresa en el expediente escolar, pero es algo que realmente no tiene peso a la hora de solicitar antecedentes como parte de la admisión a la universidad. Mi historial académico básicamente sigue intacto, y con apenas las manos y el uniforme manchados de tierra, puedo mentirle a mi madre y decir que me entretuve en un partido improvisado de futbol.

[Él cayó primero] Yo Caí Más FuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora