O3 ๋࣭ el juguete de rosé y la cera de lisa.

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Rosé se encuentra en la cocina, haciendo lo único que puede cocinar pues Lisa es quien se encarga de alimentarlas. El arroz blanco está casi listo para ser llevado a la mesita del centro de su sala de estar.

Rosé se encuentra increíblemente concentrada en no estropear su arroz, todo iba bien hasta que siente un par de fuertes brazos abrazarla por la cintura, el olor de Lisa llega hasta sus fosas nasales y unos belfos suaves besan sus hombros descubiertos. Rosé sabe que Lalisa quiere algo, su confianza y comunicación han mejorado notablemente desde aquella noche en su habitación.

—¿Necesitas algo, Lisa? —pregunta Rosé mientras se desliza por la cocina con el peso extra de Lisa.

—Sinceramente sí.

—Pídeme lo que quieras, Lili.

—Quiero experimentar con cera caliente. —Roseanne deja el cuenco de arroz en la encimera para mirar a Lisa, quien está levemente sonrojada.

—¿Es eso seguro? —A Rosé le preocupa quemar a Lisa debido a lo caliente que podría estar la cera al momento de dejarla caer en su suave piel, y definitivamente no quiere llevarla a urgencias por algo así.

—Lo es —hace una pausa para suspirar— Comprando la cera correcta, hay algunas que no llegan a temperaturas tan altas y son seguras para ese tipo de juegos.

—Lo pensaré, vayamos a cenar.

Salen de la cocina con dos cuencos de arroz blanco y unas latas de coca cola para acompañar su comida. Platican sobre lo que paso en sus días, Lisa le menciona que Louis y Luca ahora pueden convivir sin querer matarse el uno al otro. Rosé platica que su trabajo comienza a ser fastidioso debido a un nuevo compañero en la oficina que no deja de insinuarse a ella.

—Mandalo a la mierda —Lisa habla con determinación, no quiere a nadie cerca de su mujer, no con esas intenciones.

—Lo he hecho, pero el tipo es persistente —Roseanne suspira, pues sabe que Lisa puede llegar a ser muy celosa, pero nunca para mal.

—Encárgate de él. —la tailandesa termina la conversación con voz seria.


Semanas después Rosé entra al departamento con unas bolsas de papel, escondiendo dos regalos para su amada novia.

—¡Lisa! —Rosé grita mientras deja su bolso en el perchero de la entrada —¡Lisa!

Pequeños pasos se acercan a ella a gran velocidad y sus hijos gatunos son los primeros en recibirla, Roseanne le da caricias a cada uno. —¿Dónde está su madre? —pregunta la australiana mientras se quita los tacones y los deja tirados por ahí. Comienza a caminar hacía la habitación que comparte con su novia.

La puerta se encontraba abierta y a tan solo unos pasos, jadeos y gemidos se escuchaban. Rosé reconocería esos sonidos en cualquier parte. Asomando su cabeza por la ranura de la puerta puede ver a su novia en una de las situaciones más cachondas de su vida.

Lisa está tirada sobre la cama matrimonial y desnuda, con un cojín de apoyo en su espalda baja, dejando elevada su pelvis. Ambas manos ocupadas en su intimidad, la izquierda frotando furiosamente su clítoris y la derecha un poco más abajo penetrando su vagina con dos dedos. Sus brazos se marcaban por el esfuerzo de mantener el ritmo y su abdomen se contrae con cada embestida.

Rosé ya se encontraba mojada y desesperada por follarse a su sumisa, que había estadi jugando sin ella. Rosé puede ver como Lisa comienza a temblar a punto de correrse, pero eso no puede suceder, no cuando Rosé puede hacer eso por ella.

—Lalisa —la susodicha abre los ojos, agitada y asustada. Se encuentra con los orbes cafés en la puerta, roja desde el cuello hasta las orejas. —Para.

good girl for rosé ✧ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora