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ADVERTENCIA +18 🔞🔥⚠️

Se acercó a una distancia casi nula a mis labios y luego de un roce y retirarse un poco soltó un gruñido y por fin se lanzó a mis labios. Nos juntamos en un beso deseoso pasional. Luego de casi un minuto, se separó de mis labios dejándome con la respiración agitada y sin control. El bajo los besos a mi mandíbula y a mi cuello, lo que me provocó aún más extasis y placer. Mis jadeos se intensificaban pero Cregan se separó de mi piel y empezó a caminar rápidamente, guiandome con la mano en mi muñeca por los oscuros y solitarios pasillos del castillo hasta llegar a su habitación. Abrió la puerta y alcanze a ver ese enorme lugar, iluminado y elegante. La habitación del Lord del castillo. Había pieles en el piso y se sentía cálida y acogedora por la gran chimenea encendida. El se sentó en el borde la cama y me indicó que me acercara. Me senté sobre su regazo abriendo las piernas y volviendo a besarlo apasionadamente. El acarició mi espalda y mis caderas por encima del vestido. El roce de nuestros cuerpos por encima de la ropa era muy gratificante, podía sentir el bulto creciendo en medio de su entrepierna. Separo sus besos y me miró a los ojos nuevamente. -Yo... No te quitaré tu honor si no estamos casados.-

-No deberíamos esperar mucho más para eso entonces.- le dije entre jadeos.

-Por ahora, hay otras formas de complacete, princesa.- dijo con una sonrisita. Me cargo en sus brazos y me recosto con la espalda sobre las pieles qué cubrían la cama. Empezó a dejar besos nuevamente por sobre mi cuerpo. Mi vestido era un estorbo por lo que subía mi falda con cautela y retiro mis bragas rápidamente. Repartió sus húmedos besos por la cara interna de mis muslos por mientras yo soltaba jadeos y uno que otro gemido leve. Me retorcía por el placer. Mis manos estaban aseguradas por el, pero al momento las soltó para agarrar mis piernas y mi culo. Sin previo aviso repartió besos en mi intimidad, agarro con los dientes uno de mis labios y paso su lengua por toda ella. Alzó una de mis piernas y la puso encima de su hombro. Su lengua estaba haciendo maravillas. Era el Major placer qué había sentido alguna vez, no importaba cuantas veces yo intentará darme placer a mi misma no se comparaba con lo que su boca le hacia a mi entrada. Trato de penetrarme con su lengua y con su pulgar masajeaba mi clitoris ya hinchado y mojado. Sentí el extasis inundar todo mi cuerpo. El agarro fuertemente mi muslo seguramente dejando su mano marcada en mi piel. Puse mis manos en su cabello, sovandolo, sintiendo como entraba y salía cada vez, empujaba un poco más y levantaba mis caderas para sentirlo más cerca. Sentía el aire faltante, mi abdomen se contraria y cerré los ojos fuertemente para soportar el sentimiento. Lo último que sentí fueron sus gruñidos generando vibraciones en mi entrada, lo que se sintió aún mucho mejor. Aguante poco más y me vine, con los ojos cerrados, con la respiración agitada y sintiendo como mis fluidos eran recogidos por la boca de mi Señor Lobo que había hecho un excelente trabajo.

Lo vi ponerse de pie para limpiarse con el dorso de la mano los labios. Nuestros ojos conectaron y el me dio una sonrisita de satisfacción que se reflejo en mi rostro. Puso una mano en frente mio para ayudarme a sentarme. Yo la tome con gusto. Tomo mi mejilla suavemente y la acarició con sus dedos. Mi vista era espectacular. Lo veía desde abajo y se notaba tan imponente y tan varonil pero al mismo tiempo me hacia sentir bien, segura, quería estar a su lado y sentir esa seguridad por siempre. -Quedate... - dijo no muy fuerte, con la voz ronca y profunda. -Quedate conmigo esta noche. No haré nada que tu no quieras, lo juro.-me quede pensando en sus palabras unos segundos y al final asentí con la cabeza levemente.

Terminamos acostados bajo las pesadas pieles, con el único consuelo caluroso del cuerpo del otro. Yo lo abraze, el me abrazo. Repose mi cabeza en su pecho y el sobo mis cabellos platinados hasta que logré consolidar sueño profundo.

(...)

A la mañana siguiente desperté por lo molesta que se sentía la luz del sol en mis ojos. Aún sin abrir los ojos giré y estire el brazo hacia el otro lado de la cama sin sentir nada ni a nadie ahí.

HIELO Y FUEGO (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora