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Pase por los jardines del castillo y vi como el rey se preparaba para volver a King's Landing. Mi abuelo caminaba con dificultad y parecía que le pensaran sus propios huesos, mientras la reina hablaba con algunos de los guardias. Mi abuelo mi vio y me llamó con un gesto de mano mientras se sentaba en una silla. Yo obedeci, el pidió mi mano y se la di. -Mi adorada nieta.-

-Yo no debí hacer lo que hice ayer... Pero aún así no lo lamento, abuelo.-

-No pretendo que pidas disculpas, Aemma. Se que no lo harás. Pero tampoco significa que estuvo bien lo que hiciste.-

-No dudaría en defender a mi madre otra vez, si fuera necesario.- mis palabras eran muy serias y muy cargadas de verdad. Si no hubiese sido por sir Harrold yo no hubiera dudado en hacerle daño a Alicent y el rey sabía eso perfectamente.

-Tu... Eres igual a tu padre.- me quede pasmada por unos segundos. No sabía que el sabía la verdad de que Daemon era mi padre y no Laenor. -El también fue rebelde y necio en su juventud. Yo no tuve más remedio que enviarlo al exilio.-

-¿Me enviara al exilio a mi también, mi rey?-

-No... Esa acción rompió completamente la relación que tenía con mi hermano. Tu tienes a tus padres y a tus hermanos aqui. Las acusaciones que hiciste no estuvieron bien, pusiste a la reina en una situación vergonsoza, pero no te castigare por ello, querida nieta. Solo quiero que me prometas algo.- mantuve silencio esperando a que continuará. -Se la espada qué proteja a esta familia de aquellos que pretendan dañarla. Se justa, se lista y se honorable. Olvidate de tus propios demonios y mantén la paz entre nosotros. Jurame ante los dioses que cumpliras con este deber que te pido y podre morir sabiendo que serás tu quien evite la perdición qué nos asecha desde los días de la vieja Valyria.-

Tome la estrella de siete puntas qué colgaba de mi collar. -Lo juro, mi rey.-

El abuelo puso una de sus manos en mi mejilla. -Me recuerdas mucho a tu abuela.- dijo con una leve sonrisa en su rostro. -Tienes su misma belleza.- Le di una leve sonrisa. -Esto era de ella.- saco del bolsillo de su traje un collar de acero valyrio muy hermoso con un colgante de cristal de dragon. Era llamativo y muy bonito. -Y de su abuela, la reina Alysanne antes de ella y de Rhaenys la Conquistadora en un principio. Grandes reinas lo han usado, de generación en generación. Este cristal de dragón está echo con el fuego de Meraxes, algunos dicen que tiene propiedades magicas, algunos que es simple obsidiana. Cree lo que te parezca, espero te traiga suerte.- lo tome en mis manos y lo observe por unos momentos.

-Gracias, abuelo. Es muy hermoso.-

Sin más se dispusieron a marcharse. Los reyes, sus hijos y sus dragones, de vuelta a King's Landing. A mi abuelo no lo volví a ver otra vez, sino hasta muchos años después en un día que parecía normal pero termino siendo fatidico para todos.

(...)

Nosotros nos quedamos en DriftMark algunas semanas más y pocos días antes de irnos la tragedia volvió a suceder. Mi padre, Laenor Velaryon fue asesinado brutalmente por un caballero que pensábamos era su amigo, en medio del salón del trono de mi abuelo Corlys. Se atendió el funeral. Rhaenys estaba devastada. Perdió a sus dos únicos hijos en menos de un año, sentía mucha lastima por ella pero yo también había perdido a mi padre. Un padre que a pesar de no ser biológico siempre estuvo ahí para mi, como si si lo fuera.

Después del funeral me escape de los guardias y de mi familia, salí a caminar por las montañas de DriftMark yo sola. Necesitaba pensar, despejar la mente y tranquilizarme. Llegué hasta un risco qué daba hacia una pequeña playa rodeada de rocas muy altas. Me senté en el risco a observar el oleaje picado y la alta marea de la isla. No muy lejos llamo mi atención un pequeño bote pesquero qué se dirijia a uno de los galones mercantes qué se iban a Essos. No le di mucha atención hasta que uno de los dos hombres que iban a bordo remando se quito su capucha, lo reconocería donde fuera, no importaba si se hubiese rapado completamente la cabeza, ese hombre era mi padre. No entendía como era posible, recién salía de su funeral. Pero después comprendí todo. El se iba, se largaba, a evadir su responsabilidad justo como lo había hecho Daemon antes de que yo naciera. Me puse de pie en la roca sin poder creerlo de él. Eso llamo su atención y volteo hacia donde yo estaba. Me miró directo a los ojos con una expresión asustada y se llevó un dedo a los labios indicando que por favor guardará su secreto. Le di mi última mirada de ira y decepción, si se iba a ir quería que supiera que su hija estaba muy decepcionada de él, que esperaba mucho más del padre que se suponía que era. Terminé dándole la espalda y me fui derramando lágrimas de vuelta al castillo. Podía ser que me doliera su partida pero recordé la promesa que le hice a mi abuelo de mantener la paz, así que preferí guardar el secreto, jamás se lo dije a nadie.

HIELO Y FUEGO (Cregan Stark) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora