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ESPAÑA
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Max se encontraba mirándose en el espejo, llevando un elegante esmoquin negro que armonizaba con una camisa del mismo color, otorgándole un aura misteriosa. Sus pensamientos vagaban, sintiendo un leve extrañamiento por la compañía ajena, pero no era nada fuera de lo común. Sumido en sus pensamientos , un toque en la puerta lo sacó de su trance .

-Señor Verstappen, la limusina ya llegó y la señorita Piquet lo espera adentro -anunció uno de los sirvientes

Max soltó un suspiro, observándose una última vez en el espejo.

-Bajo en unos instantes -respondió.

-De acuerdo, señor Verstappen -menciono mientras se retiraba.

Max dudaba en ir, pero ya estaba vestido y sabía que arrepentirse en el último momento sería impensable para su padre. Descendió las escaleras hasta la puerta, donde una limusina negra aguardaba. Tomó aliento y se dijo mentalmente: "Tú puedes". Abrió la puerta y entró, encontrándose con una mujer de cabello largo y un hermoso vestido negro.

-Maxi, ¿por qué me hiciste esperar tanto? -inquirió Kelly.

-Te pedí que no me llamaras con ese apodo -replicó Max con un suspiro.

-Pero Maxi, pronto seremos algo, ¿no? . Es tiempo de que te acostumbres -dijo Kelly haciendo un puchero.

-Lo sé, Kelly, pero no me llames así -insistió él, suspirando brevemente.

Kelly se giró hacia la ventana con un suspiro.

-Sabes que estarán mis padres, ¿verdad?

-Lo sé.

-Al menos trata de poner buena cara frente a ellos.

-Lo intentaré.

La limusina comenzó a moverse hacia la exhibición de arte. Max miró por la ventana, sintiendo el silencio incómodo entre él y Kelly. Tras un rato, la limusina se detuvo.

-Hemos llegado al destino, señorita Piquet y señor Verstappen -anunció el conductor mientras abría la puerta.

Max ofreció su mano a Kelly y ambos salieron. Avanzaron hacia la entrada mientras las cámaras destellaban, y Max esbozó la mejor sonrisa que pudo.

-Buenas noches, señor Verstappen y señorita Piquet. Pasen, por favor -les saludó una persona en la entrada.

Un mesero les ofreció copas de vino al entrar. Max aceptó, pensando que sería lo único emocionante de la noche. La sala estaba llena de personas elegantes, conversando bajo una suave música de piano. La mayoría eran conocidos y reconocidos. Kelly se soltó de su brazo y corrió hacia un grupo de personas, dejándolo solo entre la multitud.

Mientras observaba a Kelly alejarse, una mano se posó en su hombro, dejando en el aire una sutil fragancia a café.

-Charles... .

Charles era un célebre CEO a quien Max había conocido en una reunión con su padre. Desde pequeño, Max había tenido a Charles en su vida, ya que sus padres eran amigos cercanos. Charles era un alfa, serio en apariencia, pero con una inclinación por las fiestas y un gran sentido del humor. Muchos omegas anhelaban su compañía; su atractivo y riqueza lo hacían irresistible.

Aunque Max y Charles no eran especialmente cercanos, conversaban de vez en cuando. Eran personas muy distintas: Charles, era el alma de la fiesta, y Max, era algo más reservado.

-¿Qué sucede, Charles? -preguntó Max con una voz grave.

Charles soltó una pequeña risita.

 " 𝑪𝒂𝒎𝒊𝒏𝒐𝒔 𝑪𝒓𝒖𝒛𝒂𝒅𝒐𝒔 " Donde viven las historias. Descúbrelo ahora