Quema como el paraíso

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Es una congelante mañana en Nevadax, asi en cualquier otra. En esta parte del mundo no deja de nevar, eso no sería una traba para el trabajo en Black Diamond. La coordinación aquí puede asemejarse al de las hormigas: ellas trabajan en equipo, se asignan roles, son incansables en el trabajo, no necesitan recibir órdenes explícitas para colaborar de forma silenciosa y coordinada.

Una diferencia entre una colonia de hormigas y la Black Diamond, es que una vez que te comprometes a trabajar aquí, pierdes tu humanidad... y que nunca hay silencio.

Alek, de 42 años, es un hombre con una figura firme y robusta. Su cabello, alguna vez abundante y de un tono naranja vibrante, ahora desaliñado, apagado. Sus ojos, uno verde y el otro solo es un punto negro, deficientes de ese brillo y esperanza que les arrebataron aquel maldito día. Su blanca piel salpicada de rojo, surcada de cicatrices y arrugas prematuras causadas por el estrés y la tristeza. Rayada de multiples cicatrices que cuentan cada evento que lo hundió mas en la puta mierda desde entonces. Se podrían llenar varios renglones hablando de este hombre, pero me temo que lo dejaré corto hasta aquí. En resumidas cuentas, Volkov se volvió un blanco de sabotaje de parte de un infiltrado de Fadeless, la corporación enemiga.

Eso provocaron un par de confusiones, lo acusaron de atrocidades que no cometió, su nueva apariencia ahora no les parecía amigable al publico... así que lo volvieron un secreto corporativo en contra de su voluntad.

Hoy en día es jefe de casi todos los departamentos de la corporación, cada uno conducido por un representante, porque hay que recordar que se volvió un secreto en esta, por lo tanto, nadie puede verlo, y si la situación amerita de su asistencia, aparecerá con el rostro tapado por una pantalla holograma.

Black Diamond firmo un tratado de alianza con Terrahawk, corporaciones muy parecidas entre si, incluso comparten propósitos y labores, se podría decir que son como un matrimonio. Irónicamente concibiendo un paralelismo vinculado a la historia que se está por relatar.

El señor Delfos, de 38 años, de complexión similar a Alek. Cabello colorado, ojos oscuros, de una estructura craneal que lo hace parecer enojado... un fuerte rasgo por cortesía de la familia. De mandíbula fuerte forrada de una barba muy poblada amén de sus cejas y su piel goza de abundantes pecas. Su padre se llama Franco Gunsman, jefe del departamento de mecánica y tecnología de Terrahawk.

En Terrahawk, Delfos juega un papel muy importante en el trabajo, pues fue asignado como subjefe de departamento por ser hijo de una de las figuras más importantes en la asociación y, claro, por sus ingeniosos proyectos. Mismos que lo llevaron a también a un puesto en Black Diamond, bajo la dirección de Alek mismo. Desde entonces Delfos se convirtió en una nueva vaca lechera para la asociación, sin mencionar que su estadía en las instalaciones de la BD es de 3 meses, lo que significa que no podrá ver a su familia por un buen rato.

En el presente, un mes después, Alek citaría a Delfos en su oficina para una junta. No es sería primera, es algo recurrente que el jefe le pida un pedazo de su tiempo al empleado para hablar en privado... el detalle está en que eso no se lo pide a nadie mas.

Como de costumbre, Delfos emprendió un engorroso camino hacia la lejana oficina de su señor, él solo, sin recapitular indicaciones, desde mucho antes del ascenso se había aprendido la trayectoria y hasta hoy las razones siguen siendo un misterio. Volkov recibe a Delfos desde la puerta, con una taza de café en mano. A este señor le gusta su café completamente negro, sin adiciones. En su escritorio yacía una taza diferente para Delfos, que le gusta el café con un poco de leche... solo un poco. Este toma asiento como se lo indica el contrario.

Volkov es un hombre de pocas palabras, de ahorrarse el preámbulo, siempre directo al grano. Delfos puede sentir el peso invisible de su mirada sobre los hombros, el gran tamaño natural de su jefe lo intimida de sobremanera, aunque le cueste reconocerlo. El ruso se sienta frente a él, partiendo con una elemental oración...

—Gunsman, tenemos que hablar... y quiero que me respondas con la verdad.

Marido de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora