—Dígame, señor.— Respondió Delfos, el carácter arisco de su jefe era una cosa bien aprendida, mas siempre que resuena su voz no podría evitar sentirse intimidado.
Volkov hace una pausa, replanteándose por segunda vez lo que tiene que decirle.
—... Hablemos de tus sueños... los que ves al dormir...
No bastaba con una sola palabra mas, el mundo se detuvo para Delfos. Su asombro lo delata, descartando todo indicio de inocencia en el caso. El tema es viejo, solo del entendimiento de Delfos, privado... íntimo, incluso. El no quisiera que dicho asunto se difundiera y llegara a los oídos de Volkov hecho un sucio rumor descompuesto... desafortunadamente para el todo salió a la luz, y fue Volkov quien se entero primero. Y esto ocurrió por misma obra del ruso, consiguió que Delfos confesara todo tras haber puesto una generosa cantidad de sedantes a su cafe en una de sus reuniones pasadas, producto de la desvergüenza del pelirojito con cicatrices. O bueno, mejor dicho, es culpa de la extrema timidez que lo orilló a hacerlo, que lo hace preferir drogar a su empleado antes que dirigirse a él en confianza... pero esa es otra historia.
—¿Qué pasa con mis sueños, señor?
Delfos frunce el ceño, como si estuviera genuinamente confundido, sus dedos tamborilean sobre la mesa, y de vez en cuando, se humedece los labios. Esta intentando parecer lo mas natural posible, otro pequeño indicio de su nerviosismo, su miedo. Nunca le faltaría el respeto a su querido jefe, eso jamás. Volkov lo observaba con suma atención, puede percibir la tension subyacente en sus movimientos ensayados. No es que Delfos sea muy indiscreto... es solo que Alek sabe como desglosarlo exquisitamente... puede leerlo, todo, como un libro abierto. Volkov, habiendo dado por hecho la culpa, empezará a cuestionarlo, cuidadosamente... tampoco quiere atemorizarlo más.
—... No más rodeos, Gunsman. Sabes muy bien de lo que te estoy hablando.
Fueron ya tres ocasiones en las que Delfos tuvo sueños húmedos que involucran a Volkov, jugando un papel protagónico. El sueno erótico es un incidente tan humano que no puede controlar, más la culpa lo carcome, al punto de que Delfos ya no se sienta seguro con su propios pensamientos, y menos con su sexualidad... reconoce que algo pasa muy en el fondo, que ve a su jefe como algo más... solo le falta aceptarlo.
Delfos, cabizbajo, insistía en que ya habían aclarado este tema y que no le estaba haciendo ningún rodeo... pero este hombre es terco, tan pero tan terco. Los dos discuten con tranquilidad, la oficina inundada de picante tensión. Delfos mantiene una postura defensiva aunque intente mostrarse calmado, sus palabras son cortas y algo bruscas, maestro de la negación... inevitablemente se ve estremecido por la pesada mirada de su jefe, quien lo ve con desdén.
La discusión no llegó a más, lo que resulto en... una simplona perdida de tiempo.Volkov solo quiere respuestas... y las conseguirá, no importa qué.
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Marido de las estrellas
FanfictionNo se we la neta este es un fanfic para la longaniza aca