________________________________________________________________________________
Nota de la autora: CAMBIO DE FORMATO, AHORA LA HISTORIA SERA NARRADA DESDE LA PERSPECTIVA DE DELFOS OKAI Y PERDON POR CORTAR LA CONTINUIDAD ASI COMO SI NADA ES QUE ME INSPIRE OK.
________________________________________________________________________________
Nunca fui un hombre impulsivo, me gusta decir que prefiero guiarme de la razón antes que de la emoción. Pero fueron dos ocasiones cruciales las que me hicieron actuar al contrario de mi principio: cuando conocí a mi ex-novia, y cuando conocí a Volkov.
Los escenarios son completamente distintos, son dos mundos con su propia lógica y funcionamiento. La trama de Abril es mucho más comprensible que lo que me haya pasado con Volkov. Nos conocimos en un lugar público, hablamos, quedamos en vernos más, y... se dieron cosas. Pero lo que Abril tiene de preciosa, lo tiene de loca. Y no es que me estoy refiriendo con esos modos a sus convicciones y aspiraciones... realmente esa mujer estaba loca. Debí haber tomado distancia desde que, cuando pasamos a vivir juntos, me dijera que todo lo que haya en la casa es de todos. Claro, pero si fuera por la custodia total del niño ahí la culera si no se acuerda de la norma. Aunque, su gusto por el arte era excéntrico, por no decir raro de a madres, pero me gustaban los cuadros de gatitos payasos que colgaba por toda la casa.
La singularidad de esa mujer se queda corta con lo que es Volkov. Digo, no vivimos en la misma casa pero estuvimos juntos el tiempo suficiente para leernos hasta los secretos, y lo digo en serio. Estuvimos trabajando juntos por poco más de un año y él ya me leyó completo como un libro abierto, y su interés por conocerme es tal que fue capaz de envenenarme con un sedante o una droga que todavía no sé cual era para hacerme hablar y responder todas sus dudas. Aún recuerdo ese día, fue muy vergonzoso.
Lo que me pasó con Abril fue similar al caso de Volkov: Sentí la conexión, sentí un flechazo, y perduró incluso después de las singularidades. Con Volkov he aprendido y sentido tantas cosas, propias de una mujer. Y no, no es que sea gay, solo estoy confundido. Porque, ni siquiera sé porqué llegué a desarrollar esos sentimientos por un hombre que ni siquiera sé si me correspondería cuando todo escalase. Nuestra relación se basa en el trabajo, sólo somos jefe y empleado, dueño y gato. Pero se supone que un jefe no debería ser extremadamente cercano a su empleado, uno no debería extrañar tanto al otro por todo el día, tampoco está bien que los dos se llamen hasta altas horas de la noche y se pierden en sus propios impulsos primitivos, aun estando en la línea. Un jefe no debería encerrarse por horas con el empleado en su oficina. Y a pesar de todo, todavía no sé que somos.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hoy. Lunes, 4 y algo de la tarde. Me encuentro recién desocupado en mi oficina, en Terrahawk. Hace unos días se encontraron con mi amigo el doctor Morgan, al que lo habían desaparecido, tirado en el suelo de uno de los niveles de la instalación, en sus brazos cargaba un órgano amorfo sumergido en un frasco lleno de líquido conservante, que resulta que es un ojo. Hubo un pánico colectivo bastante cabrón en lo que quedó de se día. Vi como incluso en los sectores de ciencias naturales tuvieron que evacuar las clínicas para hacer una investigación y determinar si el secuestrador seguía aquí o dejó algo más. Yo no quise involucrarme en el asunto porque esas situaciones me ponen los pelos de punta, y realmente no necesitaban mi ayuda a pesar de ser su amigo. En lo que más serviría para ese caso, sería para entrevistarme. Pero, igualmente estaba muy ocupado, sigo trasladándome de aquí para Black Diamond para trabajar y trabajar más. Y en este momento estaba descansando para una salida que tengo más tarde. Claro, hasta que tocaron mi puerta.
No estaba esperando a ninguna visita, de hecho, avisé a las autoridades y compañeros que iba estar muy ocupado toda la tarde... que raro, usualmente me hacen caso... eso pensé antes de abrir la puerta y toparme con el horror.
Frente a mí estaba una mujer. De piel aperlada,, cabello oscuro y luminoso como el ala del cuervo, un poco maquillada, con sombra de ojos y labial rojizo. Usa lentes redondos, y tiene una camisa blanca de trabajo, con una corbata y falta negras. Yo había visto a esta mujer antes... o si no, eso sentía. La mujer preguntó por mi nombre, y no pude responder. Había algo en ella que me había quitado el habla, y no me refiero en el sentido erótico. Todo lo contrario, me cayó muy mal, me dió muy mala espina. Mi propia mente me advirtió de ella como un presagio.
Bien dicen, "piensa mal y acertarás", porque la maldita sacó el tema de Volkov una vez apuñaló el medio sucio suelo de mi oficina con sus filosos tacones. Dejé entrar al diablo a mi morada, y lo corroboré después de nuestra discusión.
Reveló ser ella la esposa desaparecida de Volkov. Nunca hablé de hablé de ese tema con él. Pero mi amigo Riccardo, el detective más gordo del universo, me lo contó todo, porque ambos somos las dos señoras divorciadas y chismosas del vecindario.
Volviendo con la mujer. La muy maldita perra me recriminó lo muy señor que era para su... marido, de algún modo se terminó dando cuenta de lo "nuestro", habrá sido por mi cara de horror cuando la avisté.
Y eso no fue todo, la muy zorra se burló de mí, frente a mis narices, diciendo que no conozco a Aleksandr, y que solamente soy útil para él... vieja bruja atrevida, de tan solo recordarlo me rechinan los dientes.
La eché de la oficina, antes de permitirme enojar más y soltarle un puñetazo.
Golpear a una mujer... nunca se me había ocurrido tal barbaridad. Yo no soy así... no sé qué me pasó... En ese instante que ocurrió todo, me desplomé sobre la puerta, tratando de digerir toda la oleada de sentimientos que llegaron por culpa de esa vieja bruja. Estaba enojado, frustrado, harto. No me cabía en la cabeza como algo así pudo haber pasado, y cómo siquiera se dió cuenta de lo mío con Volkov...
Y... lo peor de todo... es que la perra tenía razón.
Suelen decirme que para Volkov soy muy importante, que nunca se había relacionado tan estrechamente con nadie más por el miedo a encariñarse y perderlo todo, tal como sucedió con la perra. También me dicen que soy como su gatito... pero, ¿por qué solo limitarse a describir nuestra relación como dueño - mascota? ¿Por qué no puedo ser algo más que eso? ¡Los dueños no sueñan con que se cogen a las mascotas ni viceversa! Tal vez es porque no soy una señorita delgada de cabello abundante, largo y oscuro. Soy solo un señor, tosco, robusto... y sin pelo.
Tú, Sam. Lo conocerás más que yo, cuanto quieras, habrás visto cada una de sus caras, lo habrás leído página por página, cara por cara, así como yo lo hice. Lo habrás tocado, sentido, tus delicadas manos se pudieron haber resbalado suavemente por su piel, y seguramente habrás explorado su cuerpo tanto como lo hice yo. Perra, tú me pediste reconocer mi lugar. Mi nombre es Franco (Franquito) Gusnman, soy ingeniero técnico y ahora asistente personal de un nombre que reconoces bien. Tu hombrecito será mío, tu oportunidad la perdiste al instante que llegaste a escupirme la cara, en mi propia oficina... confío en que lo entenderás, eres lo suficientemente inteligente y por eso Volkov se fijó en tí. Pero si tengo que sacar las garras y luchar como una dama enrabiada contigo para ver quién se lo queda... lo haré.
Y ya veremos, mi querida socia, quién se devorará al hombre primero.
Ay no... de la nada me convertí en mujer, perdóname por todo, papá...
ESTÁS LEYENDO
Marido de las estrellas
FanfictionNo se we la neta este es un fanfic para la longaniza aca