La broma a Josh

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A la mañana siguiente despierto de un humor genial, ese paseo de anoche me hizo sentir de un ánimo muy positivo. Hora de entrenar.

El día de hoy me toca ir a la Sala de Monitoreo, con Josh. Espero que no me haga entrar en esa habitación de nuevo, no quiero morir.

Camino hacia allí y cuando entro él ya está esperándome con una gran sonrisa, como siempre. No sé como hace para siempre estar sonriendo.

Josh: ¡Buenos días 87!

87: Así que estás de un buen humor hoy, compañero.

Josh: Sep. ¿Y tú?

87: Podría decirse que sí, pero tal vez no tanto como tú.

Josh: Nadie está tan de buen humor como yo.

87: Sí, eso ya lo he notado.

Josh: Bien, basta de charla, hora de que entres a esa habitación y....

87: ¡Oh no! ¡De ninguna manera pienso entrar allí de nuevo! ¡No quiero morir!

Josh: ¿La vez anterior moriste?

87: No, pero...

Josh: ¿Ves? Es completamente seguro, ahora, mete tu trasero a esa habitación.

Camino de mala gana hacia allí y Josh viene siguiéndome, tengo una idea. Cuando estoy a punto de entrar, me doy media vuelta, tomo a Josh y lo empujo dentro de allí, después cierro la puerta rápidamente.

Josh: ¿Qué demonios crees que haces idiota?

87: Quiero ver si sabes observar.

Camino hacia los controles y allí veo a Josh, mirando directamente a la cámara.

Josh: ¡Ábreme 87!

Pongo mi boca cerca del micrófono.

87: Nop.

Comienzo a buscar un botón para el paisaje, no tardo mucho en encontrarlo y presiono uno. En la habitación aparece un bosque frondoso.

Josh: 87, sácame de aquí.

87: Tranquilo amigo, es totalmente seguro.

Josh: ¡Maldita sea! Lo es cuando sabes manejar los controles.

87: Tienes la boca llena de razón, es mejor que tengas cuidado.

Presiono botones al azar, y en una pantalla van apareciendo las trampas que estoy colocando.

Josh: No pienso moverme de aquí.

87: Comienza a moverte o buscaré el botón de la gran roca gigante que te persigue para aplastarte.

Josh: Esta bien, esta bien, me muevo.

Comienza a moverse muy lentamente y con cuidado, yo no aguanto una carcajada.

87: ¿Ya habías entrado en esa cosa?

Josh: Sí, pero no como una prueba para mi sentido de la observación. Sólo para ver si funcionaba o no.

87: Muy bien, entonces sentirás lo que se siente estar al borde de la muerte.

Josh: Ya lo he sentido, amigo. Pero no de esta manera.

Por fin, pisa una trampa, un cuchillo sale de la nada y él logra esquivarlo. Es bueno.

87: Excelente, sigue así y no morirás.

Josh: Te odio.

87: No, no me odias.

Josh: No, no te odio.

Suelto una carcajada. Después de un rato, Josh logra sobrevivir a todas mis trampas y yo ya estoy satisfecho con molestarlo. Lo dejo salir.

Él me abraza y comienza a rascarme la cabeza con sus nudillos, lo cual duele.

87: Ya suéltame.

Por fin me suelta y yo lo miro.

Josh: Jamás me vuelvas a hacer eso, o te juro que no detengo algo que si te pueda matar.

87: Esta bien. Jajajajajaja. No me odies.

Josh: No te odio, pero le contaré de esto a Zoé.

87: Chismoso.

El ríe con fuerza.

Josh: Ya verás lo que te espera la siguiente vez que vengas conmigo.

Eso no es nada bueno. Me despido de él y camino por las calles de la cuidad, con una sonrisa por mi travesura.

Llego a mi apartamento y mi intercomunicador suena. Es Zoé.

Zoé: ¿Por qué encerraste a Josh en esa habitación?

87: Primero, Josh es un chismoso; segundo, ¿por qué no encerrarlo en esa habitación?

Ella ríe bien fuerte.

Zoé: No puedes encerrar a las personas que te entrenan.

87: De que puedo, puedo. Deber es otra cosa.

Zoé: Esta bien, tú ganas esta vez, 87. Pero que no vuelva a suceder.

Sonrío.

87: Trataré...

Ella cuelga. Y yo me acuesto para dormir aún sin dejar de reír.

DesconocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora