22. Que no se fuera nunca

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Lexa

No podía creer lo que me habían contado. Quería vomitar, quería gritar, quería enfadarme con ella pero, por sobre todas las cosas, quería que me dijeran que estaba bien. Me embarqué en un avión sin saber si cuando aterrizara me dirían que había muerto. Otra punzada en el estómago. Otra arcada. No recuerdo haberlo pasado peor en toda mi vida. Perdí a Costia, pero era algo que una persona adulta podría asumir. Perdí a mis padres y fue horrible, pero no fue la incertidumbre de esperar a ver si vivían o morían. La noticia llegó y comencé mi duelo en el primer instante. Pero esto... Necesitaba que me dijeran que estaba bien porque mi cuerpo no podía gestionar ese desasosiego mucho más tiempo.

Ni siquiera Lincoln o Raven podían consolarme. Tras varios silencios cuando me hablaban, se limitaron a abrazarme o cogerme de la mano para hacerme saber que estaban allí. Cuando aterrizamos, conecté los datos. El corazón se me iba a salir del pecho. Tenía un mensaje de Bellamy. Se había despertado.

Como si toda la tensión que había acumulado se saliera de golpe de mi cuerpo, comencé a llorar sin consuelo mientras los pasajeros más cercanos a mí me miraban con intriga. Lincoln, entendiendo que había pasado lo peor, comenzó a abrazarme y a llorar conmigo. Raven nos intentaba envolver con sus brazos para consolarnos.

-Ha despertado, Linc- dije como pude, entendiendo que estaba haciendo que mi amigo se sintiera mal por nada-.

-¿¡Qué!?- preguntó- ¿Está bien?

-¡Sí!- sollocé como pude en un aluvión de lágrimas-.

.

Antes de entrar a la habitación, me encontré con los chicos, el manager y conocí a la madre de Clarke.

-¿Tú eres la famosa Lexa?- asentí- Ven que voy a darte un abrazo- me pidió, rodeándome con sus brazos- Clarke nunca ha sido tan feliz como después de conocerte. Le diste el valor para terminar una relación que no le hacía bien. Le diste confianza como para presentarse en tu casa sin apenas haberos conocido. Le diste tan buena impresión que me habló de ti nada más conocerte. Tardé en saber de la existencia de Octavia un par de años.

-Bueno, eran demasiado jóvenes- contesté yo algo incómoda-.

-Mi hija es muy dejada con sus cosas. No suele compartir su vida conmigo y, sin embargo, sé muchas cosas de ti.

Sonreí sin saber qué contestarle. Me indicaron que podía pasar a verla y los nervios se instauraron de nuevo en mí. ¿Qué le diría?

Poco a poco entré, no sabiendo qué esperar. ¿Iba a estar demacrada, impecable? Lo que me encontré fue una mirada triste, avergonzada, en cuanto posó sus ojos en los míos.

-Lo siento- susurró con una voz compungida mientras sus ojos se nublaban- Lo siento muchísimo.

Me fui a ella, no podía verla sufrir así. Me lancé a sus brazos y ambas lloramos de alivio unos segundos hasta que nos soltamos.

-Me alegra tanto que estés bien...

-Tenías razón, debería haberme puesto a tratamiento. 

-No es el momento del "te lo dije".

-Pero es cierto, y temo que quieras alejarme de ti después de esto. No es lo que quería.

-Clarke...- dijo con cierta inseguridad- Tú eres la que te has alejado de mí... Ni siquiera recordaba que era noche de concierto. Octavia me dijo que estabas triste por no haberte mandado un mensaje.

-No fue ese el motivo de esto.

-Ella también quiso dejarlo claro, que la culpa no era mía...

-Por supuesto que no- me cortó-.

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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