Capítulo 1-¨La Noticia¨

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Día aburrido y rutinario para algunos.

Un día de eficiencia y producción para otros.

Oficinas JC Jenson, Atlanta.

Los Drones asesinos, que hace 72 años se usaron para deshabitar planetas, tales como Copper-9 hoy en día mantienen un programa que los instruye en tareas básicas de un empleado humano, pero con la automatización de un robot.

Todos esos robots se mantienen sentados, mirando hacia su computador mientras teclean alguna cosa relacionada con informes o avisos de cuotas nunca pagadas por máquinas sin alma.

De hecho, nadie tiene alma en esta oficina.

Todo el edificio está compuesto por grandes salas con ventanales amplios, pasillos sumamente blanquecinos y pulcros; y un aroma tan horroroso como es el del aceite y la tinta de las plumas. Aunque ninguno de los drones de allí les parece importar demasiado todo eso, se concentran absolutamente en cumplir su función asignada, y eso está bien, pues no quieren que los humanos los reprochen o lleguen a niveles más extremos como el de golpearlos, o incluso desactivarlos.

Impulsados por ese miedo, ellos trabajan sin cesar hasta su contrato de 10 años, la mayoría son desguazados en basurales para crear piezas útiles. Una parte considerable, son puestos en venta para que el público los compre como sirvientes o empleados de microemprendimientos, ya que son preparados con softwares para eso. Algunos son comprados y preparados por empresas dedicadas a vender robots sexuales para perversos con dinero.

Y sólo el 12% es elegido como Máquinas Reutilizables, es decir que vuelven a su puesto o ascienden por otros 10 años.

J es una de las, según sus propias palabras, afortunadas por tal cargo. Para muchos, ser una Máquina Reutilizable es un sufrimiento de permanecer nuevamente trabajando en lo mismo, pero J es eficiente y dedicada a JCJenson, literalmente vive para satisfacer esa empresa.

Cuatro de la tarde, horario de entrada.

Es el año 3 M.R. para J, y ella entra bien vestida con un vestido algo corto y una corbata con el logo de JCJenson en la punta de esta. Llega temprano y entra en su oficina compartida, que para su suerte el escritorio a su par ha estado desocupado desde hace dos años. Se sienta y empieza a redactar un documento de 1.127 páginas hablando sobre las formas económicas de mejorar las ventas de robots sirvientes.

Pasaron algunos minutos, y su jefe entró en la oficina, provocando que J se pare rápidamente como si de un soldado se tratase. Se acercó a J y pasó una mano por una de sus coletas plateadas, y bajó su mano por su hombro, acariciando su cuello. Los humanos hacían lo que les plazca con los robots, y aún más en una empresa.

—J, es un gusto verte. ¿Cómo vas con ese documento? — Esbozando una sonrisa, se sentó en una silla cercana al escritorio de J. —He organizado la llegada de una acompañante que te será de ayuda para un informe próximo, se llama Uzi, y nunca sirvió para absolutamente nada en el ámbito empresarial, sólo funcionó como un juguete sexual, una puta algo renegada a serlo. No es probable que te cause problemas, de todas formas tú lo arreglarás. — Le guiñó un ojo a la drone y le dió un vistazo a su teléfono, para luego guardarlo.

—¡Claro! Por supuesto, señor. No lo defraudaré. — La drone sonrió forzadamente, sin despegar la mirada del hombre de traje negro. — Sólo me gustaría saber el nombre destinado al informe, sobre qué trataría, cuándo llegaría mi acompañante y por cuánto tiempo tendré conmigo su presencia.— La frustración escondida de J era evidente a kilómetros, pero no tuvo otra opción que esconderla bajo capas de amabilidad y cortesía.

El hombre de apariencia formal se aclaró la garganta y sonrió nuevamente, comodó su traje y volvió a dirigirse a J con un tono de voz más serio que el de antes.

—Tu acompañante llegará mañana al horario de entrada, permanecerá contigo todo el mes, y al final de este tú deberás entregarme un informe de más de 4.000 palabras con el título de "Convivencia Robótica" que profundice en la convivencia y el trato entre un robot experto en empresas que intenta enseñarle a otro que no tiene la más mínima idea de qué es una empresa.—Se paró de la silla cercana al escritorio de J y abrió la puerta de la oficina. Sin siquiera saludar, se fué de allí.

J, con odio corriendo por sus circuitos, se sentó y cerró abruptamente la computadora, maldijo en voz baja y simplemente esperó que las horas pasaran.

Al terminar su jornada laboral, salió de allí, caminando por las heladas calles. Los humanos miran mal a los robots, pensando ¨¡Qué mecánicos e inanimados!¨, mientras los robots envidian sus derechos y sus vidas, pensando ¨Me gustaría ser humano...¨.

J no tiene nada que envidiarles, o al menos ella siempre dice eso. Simplemente los ignora o los mira mal, pero no les dedica muchos Gigabytes de memoria a recordar cosas idiotas sobre humanos poco rendidores, vagos y perversos. 

Sin mucho que hacer, tomó un autobús para llegar hacia su barrio. Con el dinero que ganaba en la empresa por ser M.R. logró adquirir un departamento bastante amplio, iluminado y bien cuidado, y podría estar en él otros 6 años, ya que era un robot y los robots no están protegidos por la ley, así que sus departamentos duran lo que ellos trabajan en su empresa.

Abrió la puerta, entró y se puso su pijama, acomodó todo y se quedó mirando su cuerpo en el espejo, notando unos pequeños gramos de grasita en su vientre. No era mucho, pero para J eso la hacía imperfecta. Con el rostro triste y apagado, se acostó y abrazó sus piernas, intentando no pensar demasiado en cosas por las que no debería preocuparse tanto. 

Se acurrucó en su cama y simplemente levantó su mano para apagar su sistema hasta mañana a las 6 A.M.


︶꒦꒷♡꒷꒦︶                                                                                                                                                   ︶꒦꒷♡꒷꒦︶                                      

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⏰ Última actualización: Jul 09 ⏰

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𝕬𝖘𝖚𝖓𝖙𝖔𝖘 𝕰𝖒𝖕𝖗𝖊𝖘𝖆𝖗𝖎𝖆𝖑𝖊𝖘 [𝕵𝖚𝖟𝖎]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora