MIA
Estoy paseando por el jardín de la hacienda, disfrutando del aire fresco y del canto de los pájaros. Mientras camino, hablo por celular con mi madre, Sara. Su voz se escucha preocupada y molesta al otro lado de la línea.
—Mia, ¿por qué no te has comunicado con nosotros?. Han pasado meses sin saber de ti. ¿Te das cuenta de lo preocupados que estamos? —dice mi madre, su tono una mezcla de preocupación y enojo—.
—Lo siento, mamá —respondo, intentando sonar calmada—. He estado muy ocupada con el trabajo y algunos proyectos. Son importantes para la empresa de Alessandro, para ayudarlo a expandirse en el mercado. Puede toda mi atención en ello y el tiempo se me pasó volando.
No puedo decirle la verdad. No puede saber nada de lo que ha sucedido estos últimos meses. Debo protegerla a ella y a papá.
—Eso no es excusa, Mia. Sabes que tu padre y yo nos preocupamos mucho por ti —responde mi madre, su tono suavizándose un poco—.
—Lo sé, mamá. Prometo que intentaré mantenerme más en contacto a partir de ahora —digo, sintiendo una punzada de culpa por tener que mentirle—.
—Eso espero —dice ella, suspirando—. ¿Cómo estás tú?, ¿Todo va bien?.
—Sí, todo va bien. Solo mucho trabajo, ya sabes cómo es —respondo, intentando desviar la conversación—. Pero cuéntame, ¿cómo está papá?, ¿Se ha adaptado al marcapasos?.
—Tu padre está bien, gracias a Dios. Ha tenido que hacer algunos ajustes a sus rutinas cotidianas, pero está aprendiendo a vivir con el marcapasos —responde mamá, su tono más relajado—. Aunque a veces se queja de que no puede hacer todo lo que solía hacer, está mejorando día a día.
—Me alegra escuchar eso. Dale un abrazo de mi parte, ¿sí? —digo, sonriendo a pesar de la preocupación que siento por ellos—.
—Claro que sí, se lo daré. Te extrañamos mucho, Mia. Cuídate, por favor —dice mi madre, su voz llena de cariño—.
—Yo también los extraño, mamá. Cuídense mucho. Los amo —respondo, sintiendo un nudo en la garganta—.
—Nosotros también te amamos, hija. Hasta pronto —dice ella, antes de colgar—.
Guardo el celular en mi bolsillo y suspiro, tratando de liberar la tensión acumulada. No puedo permitir que sepan lo que realmente está pasando. Debo mantenerlos a salvo, incluso si eso significa mantenerlos en la oscuridad. Continúo mi paseo por el jardín, reflexionando sobre todo lo que ha sucedido y lo que aún está por venir.
Me quedo unos minutos más paseando entre los árboles, disfrutando de la tranquilidad del jardín. Estoy tan sumergida en mis pensamientos, recordando la llamada con mi madre y todo lo que ha pasado en los últimos meses, que no me doy cuenta de la presencia de Alessandro hasta que siento sus labios presionando contra la piel de mi hombro descubierto.
Giro la cabeza y lo veo inclinado sobre mí, su expresión cálida y amorosa mientras sus labios se mueven hacia mi cuello, dejando un suave beso. No puedo evitar sonreírle.
—Hola, mi amor —digo, sintiendo un cosquilleo en la piel donde me ha besado—.
—Hola, hermosa —responde Alessandro, devolviéndome la sonrisa—. ¿Qué tal la llamada con tu madre?, ¿Todo bien?.
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La Sombra Del Anillo
RomanceAl despertar la mañana siguiente, Mia se encuentra en una habitación desconocida, compartiendo la cama con el hombre del bar. La sorpresa no termina ahí: ambos llevan argollas de matrimonio en sus dedos. Desconcertada y con resaca, intenta recordar...