Capítulo 1

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Un lugar desconocido.

Abro los ojos lentamente. Una luz suave se filtra a través de las cortinas de una habitación que no reconozco. Mi cabeza late con dolor y siento un peso insoportable en mi cuerpo. Intento recordar cómo llegué aquí, pero solo encuentro fragmentos confusos y borrosos de la noche anterior.

Mi respiración se agita al intentar moverme. Cada músculo parece protestar por el esfuerzo. Mis manos exploran mi cuerpo vendado, tratando de entender la extensión de mis heridas. Al menos alguien se ha tomado la molestia de cuidarme.

La habitación parecía normal, como la de un huésped, pero con un toque nostálgico, como si le pertenecía a alguien antes.

Me pregunto quién me ha traído aquí y por qué. ¿Fue alguien que me encontró en la oscuridad de la noche, herida y sola? ¿O es este un lugar seguro, lejos de quienes me persiguen?

Me quedo en silencio, escuchando los sonidos distantes que provienen de fuera. Mi mente trabaja febrilmente para reconstruir lo que sucedió antes de despertar aquí. Pero por ahora, solo puedo descansar y esperar.

Observo las sábanas suaves y limpias que me envolvían, un indicio de que alguien se ha preocupado por mí. Aunque mis heridas han sido tratadas, aún punzaban con cada movimiento que hacía, no puedo recordar muy bien lo que me ha pasado, las imágenes son un poco borrosas y confunsas.

Mientras seguía reuniendo mis pensamientos, escuché el suave ruido de la puerta al abrirse. Gire lentamente la cabeza hacia el sonido y me encontré con un chico parado en el umbral. Era alto y poco delgado, con el cabello negro que enmarcaba su rostro. Su presencia me resultaba extrañamente familiar, como si hubiera visto sus ojos antes en algún momento de mi vida.

El chico entró sin decir ni una palabra de saludo, llevando consigo un poco de ropa. Su mirada, directa e indiferente, me hizo sentir un poco incomoda. Antes de que pudiera decir algo, me interrumpió abruptamente.

—Mi padre te espera abajo—dijo con una voz que sonaba distante. —Aquí hay un poco de ropa, y ahí esta el baño. Puedes prepárarte y luego baja a desayunar.

Asentí, un poco desconcertada por la falta de formalidad y por el tono brusco que usaba. Agradecí casi en un susurro, pero el chico ya se había dado media vuelta y marchado. La puerta se cerró tras el, dejándome sola nuevamente en esta habitación desconocida.

Me levante con cuidado, sintiendo el dolor punzante de mis heridas mientras me dirigía hacia el baño indicado. Me preguntaba quien era ese chico, y porque parecía saber sobre mi.

El baño era pequeño pero acogedor, con azulejos blancos brillantes que reflejaban la luz suavemente. Me acerqué al lavamanos, donde vi mi reflejo por primera vez desde que desperté. Mi rostro estaba cubierto de rasguños y moretones, pero las heridas parecían haber sido cuidadosamente limpiadas y vendadas. Con cuidado, comencé a limpiar el resto de mi cuerpo, sintiendo el dolor cada vez que el agua tocaba las áreas más sensibles. Despues de un tiempo, terminé de vestirme con la ropa que había dejado ese chico para mí, sintiéndome un poco más reconfortada y lista para enfrentar lo que fuera que me esperara abajo.

Bajaba lentamente, con un poco de dificultad por las escaleras, sintiendo bajo mis pies la suavidad de una alfombra espesa. La casa que me rodeaba era un equilibrio perfecto entre elegancia y calidez. Las paredes estaban adornadas con cuadros meticulosamente seleccionados y muebles de madera oscura brillaban pulidos. La luz del sol se filtraba suavemente a través de cortinas de un tono crema, iluminando con delicadeza cada rincón. Mientras avanzaba, el silencio reconfortante me envolvía, creando una atmósfera de tranquilidad que contrastaba con mi propia confusión interior.

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⏰ Última actualización: Jul 12 ⏰

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