Capítulo 1.

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Noche caliente, noche de diversión, noche de sexo.

Con una copa de vino blanco en la mano, Lewis espera sentado para poder disfrutar del morboso espectáculo que dos hombres ofrecerían en el lujoso reservado del local privado de intercambio de parejas.

Lewis Hamilton, es un reconocido piloto de Fórmula 1, quien por su trabajo ha viajado a diferentes partes del mundo, lo que no sólo lo ha llevado a conocer diferentes lugares, sino que además, diferentes maneras de disfrutar el sexo.

Ladea su rostro al ver la cara de deseo que ambos hombres frente a él tenían, el más alto toma al más pequeño por el rostro, acercándose con delicadeza para besarlo e introducir su lengua con lascivia, provocando el estremecimiento de ambos.

La puerta del reservado se abre entonces, y al girarse observa al rubio de contextura delgada y alta; es George, su compañero de escudería.

Vestido con su característica camisa blanca, junto con sus pantalones beige, camina con paso seguro, mientras pasaba su mano por su rubia y larga cabellera, quitando un mechón de este de su frente. George se acercó hasta su compañero, se sienta a su lado y observa el juego de los hombres frente a ellos.

—Parece que la noche será caliente. —dice George.

Lewis sonríe. George y él se entienden a la perfección.

—Parece que así será. —afirma.

George asiente con un deje de diversión. Aquellos juegos provocadores eran además de calientes, interesantes.

—Te dije que este sitio te gustaría. —comenta.

De nuevo ambos sonrieron.

—He quedado con alguien en el hotel. —susurra George.

—¿Por qué?

Dice Lewis mientras observa con detenimiento al hombre más pequeño mordisquea y lame el cuello del más alto.

George musita.

—Persona pública, prefiere tener más intimidad.

Su amigo asiente.

—¿A qué hora nos encontramos en el aeropuerto? —pregunta Lewis.

Cuando se trata de trabajo, a Lewis le gusta la puntualidad.

—A las tres, ¿no? —repone.

El otro asiente levemente con la cabeza.

—Por cierto, ¿quieres quedarte aquí o prefieres un privado?

Lewis ladea su cabeza, esperando más información de George.

—Hay alguien que quiere jugar, pero no quiere ser visto. —comenta.

—Asumo que tampoco quiere que sepan quien es.

George asiente.

—¿Crees que me guste más que ellos? —cuestiona.

El rubio ladea la cabeza, observando atentamente a los dos hombres devorarse el cuello a mordiscos y comerse la boca mientras se toqueteaban.

—Sin poder ver o tocar, creo que quizás te volverías loco. —dice con total sinceridad.

Ambos sonrieron.

—Pero es un culito nuevo, creo que te va a encantar. —continúa.

Lewis le da un trago a su copa, mientras la escena que se desarrollaba frente a él se intensificaba segundo a segundo.

El olor dulzón del sexo poco a poco comienza a hacerse presente, el calor aflora en la habitación, pero la propuesta hecha por George es tan tentadora, que Lewis no lo piensa dos veces y se levanta acercándose a los dos hombres, quienes al notar su presencia no dudan en acercarse al borde de la cama, ambos de rodilla frente a él.

A tu merced - Chewis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora