Capítulo 7.

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Los rayos de sol entran directamente pegando en el rostro de Checo y Lewis, quienes se acurrucan cada vez más, sintiendo la calidez de la piel desnuda del otro.

Esta semana no hay carreras, por lo que dormir hasta tarde es lo planificado luego de aquella candente noche entre ambos que los dejó exhaustos hasta el punto de no sentir la alarma hace un par de horas para ir a entrenar.

Lewis es el primero en despertar, el sonido de la llamada entrante lo despierta, coge el móvil y por un momento piensa en cortar, sin embargo, contesta la llamada.

—George, es temprano aún. —dice estirándose con pereza.

—Lo sé, pero eres de los que madruga, por eso es que te llamo.

—Créeme que hoy tenía ganas de todo, menos de despertar temprano.

Lewis se sienta en la cama, talla sus ojos y mira al pecoso quien esta boca abajo, completamente descubierto. En su espalda hay marcas de mordiscos y rasguños, y su trasero aún tiene los dedos de Lewis marcados en él. El moreno sonríe y vuelve a la llamada.

—¿Pasa algo? —pregunta.

—Está noche va a haber fiestecita, ¿irán? Hace tiempo que no nos acompañas.

Por muy inocente que parezca que George les diga "fiestecitas" aquello sólo significa mucho sexo, orgías y más.

—No sé, debo preguntarle a Checo.

—¿Qué cosa me tienes que preguntar? —murmura adormilado el pecoso mientras se estira.

—George nos invita a un local de intercambio de parejas.

—¿Podemos ir? —pregunta y Lewis asiente.

—Está bien, iremos. Envíame la dirección.

—Genial. —comenta el británico.—Nos vemos.

Lewis apenas se corta la llamada deja su móvil de lado y se acerca a Checo para repartir tiernos besos su rostro y cuello.

—Buenos días. —sonríe.

—Buenos días. —susurra en pecoso, quien sonríe ante aquellos besos.— Por cierto, solo quiero ir a ver.

—Eso lo sé. —murmura en británico quien muerde con suavidad le mejilla del mexicano.

—¿Cómo lo sabes? —el tapatío alza una ceja con diversión.

—Por la simple y sencilla razón de que eres mío. —murmura con la voz ronca cerca de los labios del piloto de Red Bull y lo mira fijamente a los ojos.— Solo mío.

Checo relame sus labios, cada vez que Lewis le recalca que es de él una extraña sensación le recorre el cuerpo y lo calienta a tal punto de querer atarse a la cama para que Lewis pueda hacer y deshacer lo que quiera con él.

—¿Tan seguro estás de eso? —sonríe de medio lado.

Por un momento se le cruza en la cabeza la idea de poner celoso a Lewis para ver a que punto puede llegar el británico. Si aquella noche con Max estaba desesperado, ¿qué podría pasar si coquetea sutilmente con otro de broma?

—Muy seguro. —asiente confiado.

—Vamos a ver. —alza una ceja sonriendo con malicia.

(...)

La tarde avanza rápidamente hasta el anochecer.

Ambos pilotos llegan al local privado y rápidamente son reconocidos por los guardias, sobretodo Lewis quien había frecuentado el local con anterioridad. 

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⏰ Última actualización: Sep 26 ⏰

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