Navidad en Gótica

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Al día siguiente me encontraba un poco nervioso, tengo el presentimiento que hoy será un día único, la mañana paso con rapidez y debo de admitir que le pedí ayuda a Alfred sobre que ponerme ese día, me sentía como un adolescente en su primera cita

Al final me fui por un look casual, con una playera lisa de color azul cielo, unos jeans negros y unos tenis de color azul, cuando Clark me vi me sentí nervioso

-te ves hermoso- dijo el

Mi cara enrojeció y le regale una ligera sonrisa, sin mas fuimos al establo donde ya estaba preparada Sally, no pregunte solo la monte y detrás de mí se puso Clark

-te juro que no te dejara caer- dijo el a mis espaldas

Le creía ciegamente

Cabalgamos un rato por los campos, hasta llegar a un colina, al bajar Clark me pidió que cerrara los ojos y me puso una venda, eso aumentaba mis nervios, normalmente no dejo que nadie haga esto, pero Clark con el es diferente

-bien, llegamos, puedes quitarte la venda- dijo nervioso

Al quitarme la venda mi respiración queda en mi garganta, enfrente de mi había un hermoso campo de rosas, era sumamente magnífico

-Clark esto es- dije

Al darme la vuelta me quede de piedra, Clark estaba con una pierna en el suelo y en sus manos una cajita, al abrirla había un hermoso collar, se notaba que era una reliquia

-Bruce Wayne, tú, ¿quieres ser mí pareja? – pregunto tenso

No creí experimentar este tipo de sensaciones y emociones nuevamente, Clark hace que mi corazón se acelere, sin duda conocerlo fue lo mejor que me pudo pasar

-acepto mi Boy Scout- dije feliz

El se levanto y nos dimos un largo beso

-esto- dije cuando nos separamos

-una reliquia de la familia Kent, Ma me dijo que se lo diera a la persona con la cual pasare el resto de mis días- explico sonrojado -ábrelo-

Al abrir el colgante no pude evitar que mis ojos se humedecieran, dentro había una foto de todos, los padres de Clark, Alfred, los chicos y nosotros

-es hermoso-

-sabía que te iba a gustar- dijo el con una enorme sonrisa

Rei divertido y me acomode entre sus brazos

Esa misma noche les hicimos saber a los pequeños que estábamos juntos, todos se emocionaron y corrieron a sus abuelos para contarles y de paso planear una boda, en algún momento el señor Jonathan me aparto de los demás

-de verdad amas a mi hijo- me dijo mirándome a los ojos

-lo hago- dije sin dudar

-y a los niños-

-adoro estar con ellos-

-comprendo- dijo con un suspiro

-deje que mis acciones hablan por sí mismas, sí-

El señor Jonathan solo me regalo una sonrisa cansada

-deseo la felicidad no solo de mi hijo sino de mis nietos y tú los haces felices-

-como ellos me hacen feliz-

-solo no los lastimes- pidió

-jamás- prometí

Ambos nos regalamos un sonrisa, poco a poco haría cambiar de opinión a mi suegro, se que con la señora Martha no hay problema, fue la primera en aceptarme

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